El periodista mexicano Alejandro Zenón Fonseca fue acribillado esta semana cuando pegaba carteles en la calle contra los secuestros. El Padrino, como sus oyentes lo conocían, era un presentador de radio en Villahermosa, la capital del estado de Tabasco. Hacía diez años que todas las mañanas desde su programa llamaba a los jóvenes a alejarse de los carteles de drogas y del crimen organizado. Este mes había decidido empezar una campaña en la ciudad para concientizar sobre la violencia que sufren los mexicanos.

El Comité para Proteger Periodistas, una ONG norteamericana, ya denunció el crimen como un nuevo ejemplo del riesgo que corren los periodistas en México. Según las investigaciones de la organización neoyorquina, ese país es el más peligroso para trabajar en América latina. En los últimos ocho años la guerra entre carteles y bandas criminales dejaron, además de cientos de civiles muertos, 21 periodistas asesinados. Desde 2005, otros siete fueron reportados desaparecidos por sus familias.

La ONG le pidió ayer al gobierno de Felipe Calderón que tomara cartas en el asunto. “Les pedimos a las autoridades federales que realicen una investigación exhaustiva que permita encontrar a los responsables y hacer justicia”, aseguró el coordinador para el Programa de las Américas, Carlos Lauría. Según el sistema legal mexicano, estos casos caen en la jurisdicción de los tribunales estaduales, no en los federales. “Es tiempo de que el presidente Calderón y los líderes del Congreso lleguen a un acuerdo para federalizar los crímenes contra la libertad de expresión y de prensa.”

Mientras tanto, el caso del Padrino Fonseca está a cargo de la Fiscalía tabasqueña. Por el momento, los testigos contaron que el martes pasado el conductor de EXA FM estaba caminando por la avenida principal del centro. Era alrededor de las 9 de la noche y había gente en la calle. Fonseca llevaba bajo el brazo un rollo con varios posters con leyendas contra los secuestros, un flagelo cada vez más común en México, y a favor del gobernador y aliado de Andrés Manuel López Obrador, Andrés Granier Melo.

Según cuentan quienes pasaban por allí, los asesinos pasaron por al lado de él en una camioneta. Se detuvieron y empezaron a insultarlo por los carteles. Segundos después, uno de ellos sacó un arma, le disparó y se subió de vuelta a la camioneta. Fonseca murió la mañana siguiente en el hospital.