Domingo, 10 de julio de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA CRISIS QUE VIVEN EN EUROPA, COMO REFLEJO DE LA NUESTRA EN 2001
Son pocos, llegaron con contratos o para estudiar, y se encuentran con una película ya vista: despidos, protestas callejeras, parejas y amigos desempleados, pesimismo y planes de emigración que incluyen Argentina.
Por Adrián Pérez
Según los cálculos de Martín Lafforgue, cónsul argentino en Atenas, en Grecia viven 350 argentinos. Sesenta son futbolistas con contratos de dos a tres años. Otros trabajan en la construcción, dan clases de español o tango, estudian, o trabajan en gastronomía. “Si bien los argentinos no muestran problemas para integrarse a la sociedad helena, están sufriendo y viviendo lo mismo que viven los griegos. Incluso, sé de algunos que están pensando en regresar al país”, asegura Lafforgue. Página/12 conversó con dos argentinos que residen en Atenas sobre la crisis que atraviesa Grecia. Gabriel Marino llegó a Grecia, en octubre de 2008, como bailarín de una compañía de tango. El viaje era por cuatro meses pero terminó quedándose. Comenzó a dar clases en diferentes escuelas y a fuerza de trabajo se hizo conocido en las milongas helenas. “Las puertas no se abren fácilmente, los griegos están cansados de los argentinos que no saben bailar”, comenta, y duda cuando comparte con Página/12 su proyecto de abrir una escuela de tango. No saber si Grecia abandonará el euro lo llena de incertidumbre y angustia. “No me animo a dar un paso adelante. Uno no sabe si invertir la plata o guardarla en el colchón”, confiesa el rosarino de 33 años. Dos semanas atrás se habló de un record de millones de euros que se sacaron de los bancos.
En su primera semana en Atenas se enamoró de una ingeniera electrónica que trabaja en una empresa privada. Su situación laboral empeoró junto a los recortes económicos. “Acá no se salva nadie. Si estuviese solo volvería a Argentina”, admite. Con su novia comparte un departamento en Arguirupolis, un barrio alejado de los gases lacrimógenos que se respiraron en las protestas callejeras de plaza Syntagma. Gabriel afirma que para su novia sería imposible vivir sola con un sueldo de 1400 euros.
El contexto griego le trae un sabor amargo. “Lo que estamos viviendo se asemeja mucho a la crisis que Argentina vivió en 2001 –señala–. Acá hay mucha gente que se está viniendo abajo.” Uno de sus vecinos perdió su trabajo y tiene que mudarse. Hace unos días escuchó que le decía a la dueña del departamento que no quería dejar el barrio. “Está empezando a haber ‘malaria’ e inseguridad”, agrega.
Más cerca de la danza que del activismo político, Gabriel fue a tres marchas. Debutó en una movilización por la muerte de Alexis Grigoropoulos, un joven griego asesinado por el policía Epaminondas Korkoneas, en diciembre de 2008. Con el surgimiento de los indignados, el bailarín volvió a las marchas. De ese movimiento destaca dos cuestiones: la gente que se fue sumando, y la cobertura de los medios griegos, que tapan lo que ocurre en las asambleas y sólo rescatan situaciones de violencia como la que se vivió hace diez días, cuando el Parlamento aprobó el paquete económico impulsado por los organismos financieros internacionales. “Lo mismo pasa en España, donde los diarios usan Photoshop para inventar claros en las movilizaciones”, afirma.
Gabriel vuelve a dudar. Esta vez se pregunta si el pueblo tolerará un nuevo plan de ajuste. “Mucha gente dice que antes se vivía mejor, que Grecia no debió haber ingresado al euro. Otros dicen que entró a la UE para protegerse de la amenaza de Turquía y su constante demanda sobre las islas griegas”, señala. También considera que el elevado gasto público fue ahogando a la economía. “Acá se vivió una fiesta y ahora se están pagando los platos rotos”, opina.
El tango es valorado por los griegos. El abrazo entre los bailarines desnuda su costado terapéutico. Sin embargo, cada vez son más los alumnos que se acercan a Gabriel para contarle que dejarán su clase. Es que el baile aparece como un lujo en la ajustada economía hogareña. La entrada a una milonga vale 10 euros e incluye una consumición. El año pasado, una clase privada de tango costaba entre 25 y 30 euros; ahora se paga 40 euros. Para Gabriel, la crisis se siente más fuerte desde hace un año. En los últimos cinco meses, en la calle sólo se habla de sacar a los políticos. “La tensión sube todo el tiempo; al final, esto nos va a perjudicar a todos”, se lamenta.
“Es un lugar hermoso para vivir, pero lo convirtieron en un país bananero, que hoy vive en la oscuridad por una corrupción que alcanza al 70 por ciento de su clase política”, dice Ramiro Valerio Lemes. No se dedica al análisis político. Antes de llegar a Grecia bailaba tango en el Ballet de la Provincia de Misiones, pero un accidente de tránsito que sufrió en 2001 le hizo pensar en cambiar de horizontes. El misionero, de 32 años, quería estudiar algo relacionado al arte. Entonces ganó una beca para restaurar antigüedades y obras de arte. Por una abuela griega tramitó los papeles de residencia. Llegó en 2003 y su primer empleo fue en el Museo Bizantino de Atenas. Después estuvo tres meses de-sempleado.
Finalmente, recibió un contrato del Ministerio de Cultura de Grecia, donde comparte el trabajo con arqueólogos, escultores y pintores. “Todos son de izquierda. Dicen que en Europa la tradición socialista se reemplazó por un terrorismo económico.” Ramiro atiende el llamado de
Página/12 desde Patras, ciudad con uno de los puertos más importantes del país. Allí restaura cerámicas de unas ruinas encontradas recientemente, de una ciudad de más de 2500 años de antigüedad. Al igual que Gabriel, se enamoró de una griega. Tienen una hija de 4 años.
Sobre la situación en Grecia afirma que no se ve gente pasando hambre y que hay “mucha plata negra” circulando. “Muchos dicen que la crisis es una cosa inventada para que los que ganan más ganen aún más y que hay mucho desempleo.” El contrato de Ramiro se renueva cada tres meses, porque no se sabe si el presupuesto alcanza para continuar con la obra. Sobre los choques de policías y manifestantes en plaza Syntagma dice que entrar al centro era un infierno y que el efecto de los gases se sentía desde lejos. “Hay mucha represión, mucho provocador vestido de civil entre la policía, que se enfrentaban con los mismos policías para que se genere más violencia”, asegura el bailarín y restaurador. Una de las víctimas de la violencia fue Manolis Kipreos, un periodista que perdió la audición por una bomba de luz y sonido arrojada por un policía. “Este muchacho se fue solo, caminado por la calle, para que lo atiendan en el hospital. Y en el camino, la policía volvió a pegarle. La idea es que la gente tenga miedo de salir a la calle a manifestarse”, señala Ramiro.
Las movilizaciones de protesta que se vieron en Atenas también se repiten en Patras. “Es gente que no adhiere a ningún movimiento político. Hay muchas pirañas que tratan de capitalizar sin éxito ese movimiento genuino de indignados, pero ellos se niegan”, explica. En las últimas semanas hubo mucha violencia contra los políticos, a quienes les arrojaron fruta podrida y yogurt. “La gente siente que está siendo traicionada, a este señor (Giorgos) Papandreu lo votaron porque había prometido que iba a llevar adelante el país y que no iba a recortar presupuestos para educación, salud ni sueldos.”
Cuando se le pregunta si piensa volver en caso de que la crisis se agrave, Ramiro afirma que el problema es que no está solo. “Tengo mi casa y si vuelvo tengo que empezar de cero. En lo posible trato de acomodarme como puedo. Mi familia es la que me retiene acá”, evalúa el bailarín misionero. No obstante, habló con su mujer sobre un panorama de agravamiento de la crisis. La conclusión a la que arribaron fue que, en ese caso, podrían viajar a la Argentina. Su compañera es periodista y trabajaba en el diario Prensa Libre, pero abandonó su trabajo para cuidar a su hija. Quinientos periodistas fueron despedidos de diferentes medios de prensa hace diez días.
Ramiro confirma que en Atenas se habla mucho sobre la crisis de 2001. Y agrega algunos datos curiosos, vinculados con el deporte: “Antes de que Barcelona se levantara y Atenas viviera su propio estallido, sólo me hablaban de Maradona. Ahora me preguntan por Messi y la crisis en Argentina. Grecia era un país pobre con habitantes ricos. Gente que no tenía nada de repente se iba a pasar Navidad a Estados Unidos. Muchos quisieron hacerse ricos de la noche a la mañana”.
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