Domingo, 21 de enero de 2007 | Hoy
EL MUNDO › LANZO SU CANDIDATURA PRESIDENCIAL POR EL PARTIDO DEMOCRATA
Después de meses de especulaciones, la ex primera dama finalmente se decidió. Todavía faltan dos años para las elecciones, pero su apuro se debe a la atención que venía recibiendo su principal competidor, Barack Obama.
Por David Usborne *
Tras meses de febriles especulaciones sobre su ambición de volver a la Casa Blanca, Hillary Rhodham Clinton, la senadora por el estado de Nueva York y ex primera dama, anunció formalmente ayer que lanzó su campaña para convertirse en la primera mujer en llegar a la presidencia de los Estados Unidos. La senadora, que viene de ganar su reelección como senadora por otro término de seis años en noviembre, arrancó con un combativo mensaje filmado en su página web, dejando en claro su determinación de barrer con la competencia en el 2008. “Me lanzo y me lanzo para ganar”, declaró.
Su anuncio se produjo tan sólo días después del formulado por su colega demócrata en el Senado, el ascendente Barack Obama, de Illinois, quien se sumó a una creciente grilla de candidatos con el objetivo de convertirse en el primer presidente negro.
El momento elegido por Clinton no es casual, ya que claramente buscó desplazar a Obama de la agenda mediática. La súbita aparición de Obama como un serio aspirante a la presidencia –había empezado a mostrar interés en la presidencia el año pasado– provocó un revuelo entre los asesores de la senadora.
Si bien todavía faltan dos años para que Bush culmine su presidencia, la campaña para reemplazarlo ya empezó. Promete ser no sólo una de las más interesantes de los últimos años, sino también una de las más caras.
La presencia de la señora Clinton en la carrera es especialmente intrigante. Las primeras encuestas la identifican como la favorita por un margen de 15 a 20 puntos entre los candidatos demócratas declarados. Sin embargo, la figura de Hillary polariza al electorado, ya que su nominación motivaría a los conservadores que no toleran la idea de verla en la presidencia.
Pero desde que sorprendió a sus críticos alzándose con la banca del Senado fácilmente en su primer intento en el 2000 en el estado de Nueva York, muy pocos dudaron que buscaría la presidencia. Cuando ganó la reelección en noviembre por un margen aún mayor, su destino parecía marcado. Y ayer se mostró desafiante al hablar de los esfuerzos que harán los republicanos para frenarla.
“Nunca he tenido miedo de defender mis principios ni de enfrentar al aparato republicano”, señaló. “Después de los casi 70 millones que gastaron en campañas para ganarme en Nueva york y habiéndoles ganado dos veces por paliza, puedo decir que sé cómo piensan los republicanos de Washington, cómo se manejan y cómo se les gana.”
Pero primero debe ganar la nominación de su partido a través del tradicional sistema de elecciones primarias en los diferentes estados. Mientras su rival más peligroso parece ser Obama, hay otros candidatos y cualquiera de ellos podría emerger como un serio contendiente.
Obama, que anunció sus intenciones la semana pasada y que anunciará formalmente su candidatura en Chicago el 10 de febrero, le respondió ayer a Clinton con un mensaje conciliatorio. “Es una buena amiga y una colega que respeto mucho. Les doy la bienvenida a ella y a los demás candidatos, no como competidor sino como aliado en la misión de encauzar el país.”
Los otros candidatos, que ya buscan oxígeno con Clinton y Obama acaparando la atención, incluyen al ex candidato a vicepresidente John Edwards, que cuenta con la ventaja de ser conocido y mantener la estructura de la campaña del 2004.
Más difícil la tiene Bill Richardson, el gobernador de Nuevo México, quien hoy anunciará su intención de convertirse en el primer hispano en llegar a la Casa Blanca. Los senadores Josheph Biden (Delaware) y Christopher Dodd (Connecticut) se encuentran en la misma situación.
Entre los republicanos el foco está puesto en el senador John McCain de Arizona, que todavía no se postuló, el ex alcalde de Nueva York Rudoph Guliani y Mitt Romney, el ex gobernador de Massachusetts.
Mientras Obama es una figura relativamente fresca, Clinton carga con la mochila de los dos términos de su marido en la presidencia y su propio rol en el frustrado intento de aprobar un plan de asistencia médica universal. Como senadora, sin embargo, se corrió hacia el centro. Con respecto a Irak, dio su aprobación al inicio de la guerra, pero se ha vuelto cada vez más crítica. La semana pasada presentó un proyecto de ley que obligaría al presidente a pedir la autorización del Congreso para aumentar la presencia militar en Irak, iniciativa que fue criticada por el vocero de Bush, Tony Snow, y por militares en Irak como una limitación excesiva ante el cambiante escenario que presenta la guerra.
A su favor se computa su innegable talento para recaudar fondos de campaña, que le valió aportes por 50 millones de dólares para su reelección en el Senado.
“Es hora de renovar la promesa que significa Estados Unidos”, dijo en su mensaje, al tiempo que anunció que la salud pública, la asistencia social y la guerra serán los ejes de su campaña.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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