Martes, 29 de mayo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › TRAS SU POLEMICA MEDIDA DE NO RENOVARLE LA CONCESION A LA EMISORA RCTV
En medio de las protestas opositoras en Caracas –que derivaron en choques con la policía–, el gobierno venezolano presentó ante la Fiscalía una acusación contra la cadena norteamericana de noticias y Globovisión por “manipular la información”.
Lo primero que debe haber hecho la mayoría de los venezolanos cuando se levantaron ayer fue prender el televisor. Después de semanas de tensión, los ojos de todo el país y de gran parte del mundo están puestos en el nuevo canal estatal, Televisora Venezolana Social (TVes). La programación será mayormente de entretenimiento, con dibujos animados, películas, programas deportivos y novelas. Pero mientras la señal financiada y dirigida por el gobierno de Hugo Chávez hacía su gran presentación, en las calles de Caracas y del interior del país continuaban las marchas a favor de Radio Caracas Televisión (RCTV). Estudiantes de varias universidades habían ocupado algunas de las principales avenidas capitalinas durante la mañana y la tarde, hasta la llegada de la Guardia Nacional, sus gases lacrimógenos y sus balas de goma. El gobierno, sin embargo, decidió redoblar su apuesta y denunció al otro gran canal opositor, Globovisión, y a la CNN por difundir información falsa y enviar mensajes subliminales.
El epicentro de las movilizaciones de ayer no fue la sede de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) ni el edificio de RCTV, sino las universidades. Con los estudiantes de periodismo a la cabeza, miles de personas marcharon para dejar en claro que el descontento por la decisión oficial de no renovar la concesión de la emisora opositora no se termina con la suspensión de la señal. “Amanecimos con menos democracia, pero con más ganas, más vida y más fortaleza. Nosotros vamos a continuar en la calle”, advirtió uno de los periodistas de RCTV, David Pérez Hansen. Repitiendo los incidentes del domingo que dejaron once heridos, la Guardia Nacional intentó romper la protesta, dejando varios heridos. “Hubo una protesta pacífica, pero lanzaron bombas y dispararon perdigones y los guardias entraron hasta la universidad lanzando bombas. Hubo una estudiante herida que se cayó en la carrera y cuarenta estudiantes fueron afectados por los gases”, relató la vocera de los profesores de la Universidad Metropolitana, Ana Yépez.
Desde temprano, la Guardia Nacional había sido convocada para evitar nuevas manifestaciones y protestas en las calles de la capital. Hace varias semanas que los simpatizantes de RCTV sacaron el conflicto a la calle intentando captar la mayor atención local e internacional posible. Ayer el rector de la Universidad Central de Venezuela, Antonio París, denunció que intentó mediar con las autoridades para que permitieran la salida de una manifestación del campus, pero que no se lo permitieron. Los que sí podrán salir del campus y manifestar en las calles hoy son los estudiantes chavistas de esta misma universidad, que, según anunciaron, protestarán contra los “actos violentos” de sus compañeros.
En el gobierno intentaron restarles importancia a estas protestas y a las del resto del mundo. Las críticas a Chávez se escucharon desde Bruselas hasta Chile, en donde el presidente del Partido Socialista, el senador Camilo Escalona, comparó la salida de RCTV a la censura durante el pinochetismo. Indiferente a los cuestionamientos, Caracas optó por reorientar la atención con un nuevo golpe contra los medios opositores. Esta vez los afectados fueron la cadena estadounidense CNN y el otro gran rival del chavismo, Globovisión. El ministro de Comunicación e Información, William Lara, anunció que el gobierno presentó ante la Fiscalía una acusación por supuesta manipulación de la información y de las imágenes. Según Lara, en uno de los videos se ve cómo la cadena estadounidense ilustra la noticia sobre marchas a favor de RCTV con imágenes de unas multitudinarias protestas que, lejos de situarse en Caracas, tuvieron lugar en Acapulco por la muerte de un periodista. A Globovisión, en cambio, lo acusan de enviar mensajes subliminales. La prueba es un video en que se muestran imágenes del atentado contra el papa Juan Pablo II en 1981 y de fondo se escucha una canción del cantante Rubén Blades, que dice: “Tengan fe que esto no se acaba aquí”. Según los semiólogos consultados por el gobierno, el video incita al magnicidio contra Chávez. El director del canal venezolano, Alberto Federico Ravell, calificó de ridícula la acusación.
Mientras los cruces entre el oficialismo y la oposición se sucedían sin parar, el gobierno se anotaba una victoria: TVes cumplía su primer día al aire sin problemas. Utilizando provisionalmente la infraestructura de RCTV, gracias a un fallo de la Justicia de último momento, el nuevo canal estatal empezó a transmitir a la 0.20 de la madrugada. Se escuchó el himno nacional y apareció la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. El primer programa fue un acto en vivo en un teatro capitalino donde los chavistas festejaban y adelantaban los contenidos del nuevo canal –la Argentina estuvo presente al anunciar la novela de horario estelar, “Padre Coraje”–. En Globovisión, mientras tanto, se veía a los trabajadores de RCTV dejando el canal abrazados y llorando.
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