Las FARC están persiguiendo a 21 de sus hombres. Según se enteró el ejército colombiano al encontrar una computadora en un campamento abandonado, la guerrilla estaría buscando a un grupo de sus antiguos combatientes, quienes durante los últimos siete años se habrían quedado con seis millones de dólares. Los informes en la computadora relatan cómo varios líderes de los subgrupos de la guerrilla desaparecieron en los últimos meses, llevándose consigo el dinero que habían conseguido de las extorsiones a empresarios y ganaderos locales, o de otras actividades ilícitas. Uno de los que desertaron con un seguro de desempleo bajo el brazo fue uno de los líderes guerrilleros que participaron del fallido proceso de paz durante el gobierno de Andrés Pastrana. Además, la cúpula de las FARC sospecha de que algunos de los 21 buscados podrían haber sido detenidos por los militares recientemente y haber aplicado para la excarcelación masiva que aprobó el presidente Alvaro Uribe este año para los prisioneros guerrilleros que aceptaran renunciar a las armas y reinsertarse socialmente.

URUGUAY.

Avanzan los juicios

Otros dos casos quedaron fuera de la Ley de Caducidad en Uruguay. Se trata de la desaparición de Nelson Santana y Gustavo Inzaurralde. Según abogados de derechos humanos y periodistas llegaron a demostrar, los dos ciudadanos uruguayos fueron secuestrados en Paraguay en 1977 y muy posiblemente trasladados a Uruguay, donde habrían sido finalmente ejecutados. El gobierno de Tabaré Vázquez aceptó excluir los dos casos de la amnistía porque los crímenes se cometieron, en principio, fuera del país. La causa se nutre principalmente de los Archivos del Horror paraguayos, en donde aparece que los dos estuvieron detenidos y fueron torturados en una cárcel de Asunción. Según los documentos paraguayos, los militares eran asistidos por sus pares uruguayos durante las sesiones de tortura. Lo último que se sabe es que fueron trasladados a Buenos Aires, junto con un grupo de presos argentinos, en un avión de la ESMA. En los últimos tiempos se descubrió que las dictaduras de Buenos Aires y Montevideo intercambiaron prisioneros regularmente en aquellos años.