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“En Beersheva estamos sorprendidos, siempre convivimos pacíficamente, judíos, musulmanes y cristianos. Hay libre acceso a la ciudad desde aldeas árabes que tienen sus familias aquí. Siempre hubo una gran hermandad de los israelíes con los argentinos, ambos hemos pasado por una gran crisis económica”, dijo a Página/12 el periodista argentino Daniel Beller, uno de los 8 mil argentinos residentes en la ciudad ubicada en el desierto de Neguev, al sur de Israel, donde ayer dos kamikazes del Hamas cargados de explosivos estallaron casi en simultáneo en dos ómnibus en las cercanías del ayuntamiento y del hospital Soroka. Beller, nacido en Lomas de Zamora, vive en Beersheva hace más de veinte años y tiene un programa de radio en Internet, Lejana tierra mía, que pasa tangos.
–¿Cuál es la atmósfera que se vive en estos momentos en la ciudad?
–Estamos conmocionados por lo que pasó, la última vez que vivimos un atentado fue hace un año y medio cuando abrieron fuego contra un café. Pero desde ese entonces, todo estaba tranquilo. De hecho, Beersheva es una ciudad en la que se puede circular sin ningún tipo de problemas, los beduinos, los cristianos, los judíos viven en forma pacífica desde hace cincuenta y cinco años. Ahora se va a poner bravo.
–¿Algunos argentinos se han ido después de que comenzara la ola de atentados?
–Muchos argentinos se han ido, sí, pero no por los atentados. Sino por el desempleo, la situación económica ha empeorado y ya no hay tanto trabajo para muchos aquí. Pero no tiene nada que ver con el terrorismo. En las ciudades donde se construyó el muro, el terror es cero. Todavía no hay muro aquí, pero pronto lo van a hacer.
–¿Le da más seguridad la medida que anunció el gobierno de apostar guardias en los transportes públicos?
–No, la verdad es que no. Creo que eso no tiene mucho sentido. Si quieren subirse a un ómnibus con explosivos lo van a hacer igual, ningún guardia va a impedir eso. Esto no tiene fin. Pero, hasta ahora, en Beersheva vivimos sin demasiada preocupación. Tenemos la universidad, esta ciudad es principalmente inmigrante, hay cerca de ocho mil argentinos, más latinoamericanos, y la gente va y viene con libertad. Hay mucha tolerancia. No sé si esto va a cambiar las cosas, como ya dije, acá la mayoría es inmigrante, pero seguro este miedo tan rápido no se va.

Reportaje: Alicia B. Nieva.