La estrecha relación entre los cárteles colombianos y los mexicanos prueba que el narcotráfico es un trabajo en equipo. Redes de producción, distribución y comercialización se combinan entre los grupos de ambos países para dar forma a uno de los negocios más jugosos con la exportación a Estados Unidos. Si bien los narcos mexicanos desplazaron a los colombianos en el control del negocio, a partir de su dominio de las rutas de ingreso al mercado norteamericano, esta modificación en el modus operandi los beneficia a ambos. El espíritu no es tanto de competencia como de asociación, ya que proveedores necesitan a transportistas y viceversa.

Los narcotraficantes mexicanos también han pasado a dominar la distribución de cocaína en varias partes de Estados Unidos, que antes estaba en poder de los colombianos. “Hace 10 o 15 años los dueños del negocio, los que metieron la droga a Estados Unidos, eran el cártel de Cali o el de Medellín. Hoy tienen más significación los cárteles mexicanos”, comentó recientemente el jefe de la Policía Judicial colombiana, Oscar Naranjo, al diario Reforma. Esto se debe a que es más fácil introducir la droga a Estados Unidos –donde está el gran negocio– desde México que desde el Caribe, la ruta utilizada por los cárteles colombianos en los años ’80. “Los mexicanos tienen la llave de la frontera terrestre”, indicó el analista Víctor Ego Ducrot. “La importante ganancia que se llevan los narcos mexicanos es la gran tajada del traslado a Estados Unidos”, agregó el profesor de la Universidad de Periodismo de La Plata, en diálogo telefónico con Página/12.

Los nexos entre las bandas de México y Colombia son fuertes. Los cárteles mexicanos pasaron a ser representantes comerciales de una compleja red con epicentro en Bogotá. El cártel de Juárez, por ejemplo, funcionaba como agente comercial del cártel de Cali. Según la ONU, los grupos colombianos todavía tienen a su cargo el cultivo, producción y movimiento inicial del contrabando hacia la costa y algunos embarques directos a la región este de Estados Unidos. Pero las organizaciones mexicanas controlan la mayor parte de la distribución en ese país.

El control de la comercialización por parte de los mexicanos es un tema que no preocupa a los colombianos, ya que de esta forma el transporte es más seguro y efectivo. Esto no significa que los herederos de los cárteles de Cali o Medellín hayan dejado de hacer negocios, sino todo lo contrario. Los narcos de Colombia siguen ganando grandes sumas de dinero gracias a dos aumentos: del precio internacional de la cocaína y el del caudal de exportaciones. “Las rutas que controlaban anteriormente los colombianos quedaron desactualizadas por el creciente aumento del consumo de cocaína en el mercado estadounidense”, explicó el analista Ducrot.

Informe: Virginia Scardamaglia.