Domingo, 11 de marzo de 2007 | Hoy
EL MUNDO › MILES MARCHARON PARA PROTESTAR POR LA EXCARCELACION DE UN ETARRA
Por Oscar Guisoni
Al grito de “Zapatero traidor”, “Zapatero Anticristo”, miles de personas convocadas por el Partido Popular se manifestaron ayer en Madrid en repudio contra la decisión del gobierno español de conceder la prisión domiciliaria al etarra Iñaki De Juana Chaos, quien se encontraba al borde de la muerte luego de 115 días de huelga de hambre. La marcha, que fue precedida por una multitud de manifestaciones convocadas el sábado en las principales ciudades del país, es la primera que organiza oficialmente el PP contra la política antiterrorista de José Luis Rodríguez Zapatero, después de haber secundado otras ocho manifestaciones por los mismos motivos convocadas por las asociaciones de víctimas del terrorismo de cariz más conservador.
La manifestación de ayer es producto del alto nivel de crispación que ha alcanzado la vida política española durante la última semana como consecuencia de la decisión tomada por la administración socialista para impedir que De Juana Chaos muriera en la cárcel regalándole de ese modo un mártir a ETA. Y es la primera en la historia de la democracia hispana que convoca un partido político opositor contra un gobierno por motivos vinculados con su política antiterrorista. Con esta convocatoria el Partido Popular termina así de romper definitivamente toda posibilidad de consenso en esta delicada materia, algo que no había sucedido durante los gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar, cuando los partidos opositores, compartieran o no las políticas oficialistas, nunca transformaban el terrorismo en bandera de lucha electoral.
El tono de la polémica se ha elevado lo suficiente como para provocar incluso la aparición de viejos fantasmas. Una prueba de ello es la aparición durante las manifestaciones espontáneas que precedieron la semana pasada a la marcha de ayer de banderas preconstitucionales, un símbolo del franquismo que sólo ha conservado la ultraderecha local. Hasta el mismo Partido Popular se ha preocupado por estos gestos, acusado por el PSOE de abrir el paraguas a estos sectores ultras que permanecían en el ostracismo desde 1976, razón por la cual ayer sus servicios privados de seguridad trataron de asegurarse de que estas banderas no aparecieran en la manifestación madrileña.
Su éxito fue relativo. Ayer pudieron verse estas banderas, aunque en menor proporción que durante las anteriores manifestaciones, junto a la multitud de carteles que clamaban “Zapatero dimisión” o hacían referencia a “zETAp”, en clara alusión a las iniciales con las que se conoce popularmente al primer ministro español.
La marcha fue clausurada por un discurso de tono muy duro del máximo líder del PP, Mariano Rajoy, quien pidió al gobierno que rectificara la medida que concede un régimen de prisión domiciliaria a De Juana, acusado de perpetrar 25 asesinatos antes de entrar en prisión a mediados de los años ochenta. Rajoy insistió en su tesis de que Zapatero ha claudicado ante los terroristas, con la pretensión de reanudar las suspendidas negociaciones con ETA que se rompieron luego de que la banda separatista vasca hiciera volar por los aires uno de los estacionamientos del aeropuerto de Barajas el pasado 30 de diciembre.
La vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, acusó al Partido Popular de estar cruzando “las líneas rojas del juego democrático para recuperar el poder”, al tiempo que censuraba a la oposición por agitar a la sociedad española con fines electorales, de cara a los próximos comicios municipales y regionales de mayo. Mientras que el portavoz del PSOE en el Parlamento, Diego López Garrido, se mostró indignado por la utilización del himno nacional y de las banderas españolas en la manifestación.
“Están utilizando un símbolo de unidad de todos los ciudadanos con fines políticos”, explicó en una conferencia de prensa convocada en la sede madrileña del Partido Socialista después de que la marcha concluyera en las calles de la capital. Minutos antes, desde la tribuna, un Mariano Rajoy exultante había cerrado el acto al grito de “¡Viva España! ¡Viva la libertad!”, una consigna que hizo recordar a los memoriosos las apelaciones ultranacionalistas del régimen franquista.
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