EL PAíS › LA JUSTICIA YA ENCONTRO PRUEBAS DE QUE PALACIOS Y MACRI HABLABAN POR TELEFONO

Las llamadas registradas de Macri y el Fino

La defensa del jefe de Gobierno en el caso de las escuchas se basaba en la falta de pruebas de que hablaba con su jefe de policía. Resultó que era porque usaba celulares no revelados. Ya aparecieron nueve contactos.

 Por Irina Hauser y
Raúl Kollmann

Hasta hace poco Mauricio Macri se jactaba de que no había llamados suyos con el ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge “Fino” Palacios registrados en la causa del espionaje. En tres escritos judiciales diferentes se quejó de que no era justo que a él lo consideraran tan sospechoso como al espía Ciro James y a Palacios que, en cambio, sí tenían múltiples contactos detectados entre sí. “Ninguna comunicación existe entre Mauricio Macri y los nombrados”, remarcaron los distintos planteos –descargos y apelaciones– de sus abogados defensores. Pero las llamadas entre el jefe de Gobierno y el ex comisario empezaron a aparecer: hasta ahora fueron detectadas nueve, entre julio y septiembre del año pasado. Una en particular se produjo al mes de la renuncia del Fino a la policía porteña y fue justo horas después de que James retirara de la SIDE las primeras escuchas al familiar de las víctimas de AMIA Sergio Burstein.

Parecía raro, en rigor, que no hubiera ningún contacto telefónico entre el jefe de Gobierno y Palacios, que era su hombre al frente de la Metropolitana y, como solía decir Macri, el policía al que podría confiarle tranquilamente la seguridad de su familia. Era esperable que hablaran. Lo que sucede es que los investigadores no habían dado hasta ahora con los números viejos ni actuales del líder de PRO. Incluso el juzgado de Norberto Oyarbide tuvo que ser insistente para que la Jefatura de Gabinete porteña le informara los celulares que tiene asignados por el Gobierno de la Ciudad. En un comienzo no le mandaron nada, luego dieron los teléfonos fijos y recién sobre el final de esta semana facilitaron un número de celular que Macri usa en la actualidad. Quienes frecuentan al ex presidente de Boca suelen verlo por lo menos con tres celulares encima, lo que demuestra que lo que se empieza a saber sobre sus comunicaciones es apenas un atisbo.

Del entrecruzamiento de llamados que se empezó a hacer en tribunales el viernes surge, según confiaron allegados al expediente a Página/12, que entre julio y septiembre del año pasado Macri y Palacios hablaron por lo menos nueve veces, ocho de las cuales corresponden al período en que el ex comisario estaba en la jefatura de la Policía Metropolitana, y una es posterior. Palacios renunció el 25 de agosto. La llamada en cuestión es del 25 de septiembre, cerca de las nueve de la mañana: va del teléfono del ex jefe policial al de Macri: duró 45 segundos. Al atardecer del día anterior James había retirado de la SIDE las primeras escuchas a Burstein, el dirigente de familiares de AMIA que fue un fuerte crítico de la designación del Fino en la Metropolitana y que es querellante en la causa del encubrimiento del atentado en la que el ex comisario fue procesado.

Al juzgado todavía le faltan datos como para ponderar qué implicancias tienen estas comunicaciones que despuntan entre Macri y Palacios. En el caso de James y Palacios, se advirtió que había un patrón de comportamiento: solían hablar inmediatamente antes o después de que el joven espía retirara de oficinas de la SIDE grabaciones o transcripciones relacionadas con ciertas escuchas, especialmente las de Burstein, el empresario Carlos Avila y dos gerentes de Supermercados Coto. Las intervenciones, en todos los casos, eran requeridas desde Misiones, por dos jueces que terminaron destituidos (Horacio Gallardo y José Luis Rey), que truchaban expedientes en combinación con James para lograr el espionaje.

Lo que Macri ya no podrá decir ni usar como argumento contra su procesamiento es que no había contactos telefónicos suyos con Palacios, algo que planteó por lo menos en tres oportunidades por escrito, con sus abogados Ricardo Rosental y Santiago Feder:

- “No existen llamadas entre nuestro asistido y James ni entre nuestro asistido y Palacios, tanto en fechas cercanas a las escuchas del señor Burstein como en ninguna otra”, decía el texto de la apelación al procesamiento que le dictó Oyarbide por asociación ilícita, violación de secretos y falsedad ideológica.

- “Respecto de los señores Palacios y James, por ejemplo, el juez consideró fundamental las comunicaciones que mantuvieron en momentos previos y posteriores a las intervenciones telefónicas. Ninguna comunicación existe entre Mauricio Macri y los nombrados, pero a su respecto, en cambio, el juez consideró suficiente para procesarlo la mera presencia de James en la zona donde vivía nuestro asistido, aunque más no sea por escasos minutos y sólo en algunos de los días en que retiró casetes con conversaciones de (su cuñado Daniel) Leonardo”, argumentó la defensa de Macri en un “memorial” que presentó ante la Cámara Federal.

- En su descargo por escrito ante el juzgado Macri dijo que Palacios, como jefe policial, reportaba al Ministerio de Justicia y Seguridad pero no a él, que tuvo una “relación de carácter técnico y profesional” únicamente. En el manejo de la policía, sostuvo, “no intervenía el jefe de Gobierno”. Hasta el día de hoy sigue sin cuestionar al Fino. En aquel primer descargo dijo que los cuestionamientos que había a su nombramiento “no reflejaban la necesidad y los reclamos de los vecinos en materia de seguridad”.

En el análisis preliminar de los llamados del líder de PRO con Palacios, también habría alguna coincidencia con las escuchas al empresario Carlos Avila. Días atrás el abogado Mariano Bergés le planteó a Oyarbide que investigue si existe vinculación entre las escuchas y la licitación fraudulenta de la publicidad del mobiliario urbano, en la que se favoreció a la empresa Publicidad Sarmiento que había presentado documentación falsa. Avila fue uno de los que quedaron afuera. Oyarbide pidió la causa donde se investiga ese asunto al juez Ernesto Botto.

Así, mientras Macri pide juicio oral ya, la causa judicial va sumando vericuetos y pistas que aumentan su complejidad, pero no es seguro que su celeridad. En cuanto a los celulares de Macri, todavía no se sabe, por ejemplo, cuáles usaba en 2008, ni con quién hablaba por entonces, o al menos entre mayo y junio, que fueron dos meses clave porque abarcan la intervención ilegal al teléfono de su cuñado, Daniel Leonardo, y en simultáneo la designación del espía James como supuesto asesor legal del Ministerio de Educación porteño, donde se comprobó que nunca realizó ningún trabajo. Según la Sala I de la Cámara Federal esa designación fue la forma de darle una “retribución” y “cobertura” al espía en los inicios de lo que consideró una estructura “clandestina”, “subterránea” de inteligencia ilegal en el ámbito de la administración porteña. Las escuchas a Burstein y a Leonardo lo confirman, según señaló al tribunal al responsabilizarlo a Macri por ellas.

La pinchadura a Leonardo es muy comprometedora para el jefe de Gobierno, ya que no hay mucha explicación sobre quién más podía tener interés en escucharlo. El jefe del clan familiar, Franco Macri, blanqueó públicamente un enfrentamiento con el parapsicólogo, casado con Sandra Macri, y lo acusó de “cazafortunas”. Leonardo, ante la Justicia, responsabilizó a ambos, suegro y cuñado, de la intromisión en su privacidad. Franco también admitió que había contratado una agencia de seguridad, The Ackerman Group, para proteger a la familia y deslizó que también hacían investigaciones. El juzgado constató que Ackerman no está registrada en el país y espera informes pedidos a Estados Unidos, donde se supone que tiene sede.

Palacios y James, seguramente jefe y organizador de la asociación ilícita, y Macri, integrante, son los tres principales procesados. Todos fueron sometidos a pericias psicológicas la semana pasada. Los expertos del Cuerpo Médico Forense dijeron que están en condiciones de enfrentar un juicio y que comprenden perfectamente la diferencia entre “lícito e ilícito”. Sobre Macri, el informe agregó que se lo vio particularmente “molesto por su situación”.

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El juzgado tuvo que ser insistente para que la Jefatura de Gabinete porteña le informara los celulares.
Imagen: DyN
 
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