Domingo, 31 de enero de 2016 | Hoy
EL PAíS › DICTADURA, MALVINAS Y DEMOCRACIA EN LOS JOVENES ARGENTINOS
Una amplia encuesta a estudiantes de último año del secundario revela la importancia de la escuela en el conocimiento de la última dictadura. Hay una altísima valoración de la democracia y un importante aval al reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas.
La escuela pública, a años luz de los medios de comunicación o las redes sociales, constituye la principal fuente de conocimientos sobre la última dictadura para los jóvenes que acaban de terminar el secundario. Lejos de la fenecida teoría de los dos demonios, las víctimas del terrorismo de Estado son concebidas por quienes se formaron durante la última década como sujetos políticos que fueron secuestrados y desaparecidos por sus luchas o por sus ideas. Los datos surgen de un estudio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires realizado junto al área de Educación y Memoria del Ministerio de Educación a partir de las respuestas de 2500 estudiantes en 37 escuelas de todo el país. Los jóvenes nacidos en 1997/98 saben poco del Juicio a las Juntas y nada sobre las leyes de impunidad de los ‘80. Más de la mitad maneja alguna información sobre los procesos reabiertos hace tres lustros y para dos de cada tres la recuperación de la soberanía sobre las Islas Malvinas debe ser prioritaria en la agenda nacional. Tienen un aceptable conocimiento del Holocausto y una altísima valoración de la democracia.
La escuela pública aparece con un rol central en la transmisión de la memoria sobre el pasado reciente. En tiempos en que las redes sociales y los medios de comunicación tienen una enorme influencia sobre los jóvenes, es la educación pública la que se queda con el mérito de que manejen información sobre el terrorismo de Estado. El 68,2 por ciento respondió que fue en la escuela dónde escuchó hablar con mayor frecuencia de la última dictadura. Detrás aparecen la televisión (13,4) y la casa (11,9). Ante la pregunta sobre el primer contacto con el tema, también encabeza la escuela (56,8) aunque seguida por el hogar (29,2) y más lejos la televisión (9,1). (Ver gráfico 1)
Dos de cada tres jóvenes (66,7 por ciento) vinculan las desapariciones con “luchas democráticas”. Si bien la pregunta sobre los motivos de las desapariciones fue abierta (y permitía más de una respuesta), los investigadores agruparon en esa categoría frases como “los que peleaban por sus derechos”, “los que marchaban”, “los que participaban en partidos políticos” o “los que protestaban”. “Los estudiantes transfieren a la generación de militantes de los setenta las preocupaciones, modos, prioridades y estilos de la militancia de las últimas dos décadas, alimentados también por escasa información concreta y particularizada en las referencias acerca de los desaparecidos y sus militancias”, destacan los autores.
En segundo lugar (43,2), casi literalmente, aparece el hecho de “pensar distinto” como causa del secuestro y la desaparición en manos del Estado. “Para ellos ‘el pensar’ es también un lugar de la acción, individual, contestataria y molesta al poder”, advierten. Más allá de la diferenciación entre “pensar” y “hacer”, es clara la distancia con “las representaciones típicas de los dos demonios” con su consecuente criminalización generalizada de las víctimas. En tercer lugar (28 por ciento) aparecen las “militancias e identidades específicas”, con respuestas como revolucionarios, montoneros, peronistas, ERP, trabajadores o dirigentes gremiales. Detrás (12,6) figuran las respuestas referidas a “víctimas inocentes”, como “estar en una agenda”. (Ver gráfico 2)
A la hora de identificar a los responsables de lo sucedido durante la dictadura (otra pregunta abierta, que permitía considerar no sólo los delitos derivados del terror estatal), prácticamente la totalidad (96,3 por ciento) de los jóvenes apuntaron a las fuerzas armadas y de seguridad. El 74 por ciento dijo directamente “los militares”. “Estaríamos asistiendo a un fin del relato clásico de los ‘dos demonios’” que deja lugar a “un relato donde predomina casi exclusivamente la responsabilidad de los militares”, advierten los autores, que proponen llamar “unidemonio” al nuevo tipo de representación.
En contrapartida con el rol central de las fuerzas armadas, las “responsabilidades civiles” aparecen desdibujadas para los estudiantes que respondieron la encuesta: sólo el 4,4 por ciento apuntó al rol de empresarios, grupos económicos, medios de comunicación o miembros de la Iglesia católica. Un 2,3 eligió opciones dentro de la categoría “guerrillero o terrorista”, términos que mencionaron sólo 5 de los 1811 jóvenes que contestaron la pregunta sobre los responsables de la dictadura. En paralelo con el espacio estelar de los militares aparece “la representación positiva de las víctimas y la quita de cualquier responsabilidad de lo ocurrido, pero al mismo tiempo la debilidad en la aparición de otros actores”, advierten los investigadores. (Ver gráfico 3)
Nacidos en plena impunidad durante la década menemista, los jóvenes muestran un conocimiento muy bajo sobre los hechos ocurridos en los años ‘80, con el primer esbozo de justicia frente al terrorismo de Estado. Sobre el emblemático Juicio a las Juntas que condujo la Cámara Federal porteña, un 38,1 por ciento manifestó haber escuchado “algo” del tema. Ante la pregunta sobre quién era el presidente en aquel lejano 1985, apenas un 7,2 pudo identificar a Raúl Alfonsín.
Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que paralizaron los procesos son todavía menos conocidas: un 15 por ciento de los jóvenes manifestó haber escuchado hablar sobre las normas que garantizaron la impunidad y sólo un 2,3 demostró tener algún conocimiento concreto sobre su contenido.
Con respecto a los juicio actuales a los responsables de los delitos de lesa humanidad, el conocimiento es muy superior. Ante una pregunta cerrada que ofreció distintas opciones, casi un 60 por ciento manifestó que “algunos están condenados, otros libres y otros están siendo juzgados”, frente a un ínfimo 7,3 que piensa que “nunca fueron juzgados”. El 24,1 pudo identificar al menos un centro clandestino de detención. Sólo el 40 por ciento pudo identificar a 1976 como el año de inicio de la dictadura y sólo el 22 recordó la fecha exacta del golpe de Estado.
1714 sobre los 2512 jóvenes encuestados expusieron su mirada sobre las causas de la guerra de Malvinas en una pregunta abierta. Casi la mitad (47,3) señaló la usurpación por parte de Inglaterra y la legitimidad del reclamo argentino. Más desdibujados aparecen en segundo lugar los motivos vinculados a las estrategias de la dictadura para autopreservarse: un 20 por ciento respondió con frases como la “necesidad de los militares de quedarse en el poder”, de “ocultar lo que estaban haciendo” o de “hacer negociados”. El 12,3 vincula la guerra con disputas por recursos naturales (a la cabeza el petróleo, luego la riqueza pesquera y el acceso a la Antártida) y sólo un 5,1 por ciento de las respuestas hace alguna mención a términos como “colonialismo” o “imperialismo”. (Ver gráfico 4)
Sólo un 36 por ciento sabe que la guerra fue en 1982 y un 28,1 que todavía gobernaba la dictadura.
Lejos de las dudas del presidente Mauricio Macri y su temor al “fuerte déficit” que implicaría para la mentalidad PRO la recuperación de Malvinas, dos de cada tres jóvenes que acaban de terminar el secundario (65,7 por ciento) piensan que la recuperación de la soberanía sobre las islas debe ser prioritaria en la agenda nacional. Una gran mayoría (73) no contestó o no supo contestar sobre los argumentos para el reclamo, y entre quienes lo hicieron el 76,9 argumentó a partir de aspectos geográficos: “están en nuestro mar”, “están en nuestro territorio” o “en nuestra plataforma submarina”. Un 15,8 esgrimió argumentos histórico-políticos como “siempre fueron nuestras”, “fueron usurpadas”, “venían del legado del virreinato” o “peleamos la guerra para recuperarlas”. Sólo un 1,2 usó argumentos demográfico-políticos como identificar a los habitantes de Malvinas como colonos y no como originarios o hacer alguna referencia a las declaraciones de Naciones Unidas sobre la soberanía. “Si bien el tema Malvinas está muy presente, a nivel argumentativo el conocimiento de los estudiantes es muy pobre”, advierten los autores.
La presencia de la matanza sistemática de judíos europeos por parte del nazismo es alta: el 61,5 por ciento dijo haber escuchado hablar del tema. En preguntas más específicas el conocimiento disminuye: sólo un 17 por ciento pudo ubicar por lo menos en “la década del cuarenta” a los acontecimientos y si bien la mayoría pudo identificar a “nazis” o “alemanes” como victimarios y a “judíos” como principales víctimas, “el presente construyendo el pasado vuelve a aparecer bajo la forma de ver al nazismo o al ‘holocausto’ en términos de formas de discriminación en general e incorporar como víctimas a grupos inexistentes en ese contextos, desde ‘negros’ a ‘trans’”, advierten los autores. “Se ve claro cómo la política educativa del gobierno anterior de implementar por primera vez en la historia esta temática como curricular produciendo materiales y capacitaciones al respecto, dio frutos”, rescatan.
Los jóvenes demostraron una altísima valoración de la democracia. La encuesta ofreció una serie de textos con definiciones de democracia, tanto acotadas a las libertades políticas o con miradas que incorporaron derechos sociales y económicos o nuevos derechos como los de minorías sexuales. Un 90 por ciento de los estudiantes valora positivamente la democracia, en uno y en otro sentido. Apenas un poco más abajo aparecen como parte indispensable del sistema democrático los derechos humanos y los ‘nuevos derechos’, pero junto a la valoración de la seguridad como central a la hora de definir una sociedad democrática, cuestiones “aparentemente contradictorias” que los investigadores vinculan a “la acción de los medios de comunicación”. Las miradas más xenófobas reinantes en los foros de los grandes diarios (“la democracia tiene que garantizar derechos a los nacidos en Argentina”) o las ligadas a las miradas neoliberales (“tiene que garantizar poder acumular la riqueza que pueda sin que el Estado intervenga o me saque parte en impuestos”) están prácticamente ausentes en la valoración de los jóvenes formados en las escuelas públicas durante los últimos doce años.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.