Domingo, 6 de agosto de 2006 | Hoy
EL PAíS › LA CENTRAL FRENTE A SU PRIMERA ELECCION POR VOTO DIRECTO
Buscan formar una lista mayoritaria donde convivan sectores K con críticos. La figura de Luis D’Elía genera diferencias. Víctor De Gennaro se dedicará a armar un movimiento político.
Por Martín Piqué
Faltan veinte días para que la Central de Trabajadores Argentinos defina la fecha de sus elecciones internas. Aunque los comicios se harán en noviembre, la convocatoria a urnas ya está generando operaciones cruzadas. Algunos sostienen que la CTA se perfila hacia una posición cada vez más opositora, otros sugieren que con el posible alejamiento de Víctor De Gennaro de la secretaría general, la central quedará en manos del kirchnerismo. Sin embargo, es muy probable que termine conformándose una lista mayoritaria donde convivan sectores K con otros críticos. “En nuestra lista pueden convivir todos los pensamientos partidarios. Eso no es lo determinante”, dice De Gennaro a Página/12. Muchos creen que esa alternativa es imprescindible para evitar una ruptura. Pero hay un problema. Y ese obstáculo tiene nombre propio: Luis D’Elía. Su figura genera odios y amores muy fuertes. Algunos quieren dejarlo afuera de la lista de unidad. Otros exigen que “no haya exclusiones”. El futuro de D’Elía en la conducción de la CTA es una incógnita.
La elección interna de la central que fundó Germán Abdala aportará varios hechos nuevos para el sindicalismo argentino. Por primera vez en su historia, sus afiliados elegirán por voto directo la conducción nacional y de las provincias. Hasta ahora se elegía a partir de las preferencias de las autoridades de cada región. Otra novedad, que se aprobó tras la reforma del estatuto, es la incorporación de la minoría en todos los cargos electivos. “Es una experiencia de participación y democratización espectacular. Ahora queremos profundizar la democratización sindical en el sector privado”, adelanta De Gennaro. El líder de la central quiere dedicarse a construir un nuevo movimiento político.
En las reformas de la organización interna no hay demasiadas diferencias. Acaso la única controversia fuerte haya sido la propuesta de que los funcionarios del Gobierno fueran vetados para ser autoridades de la CTA. Esa iniciativa fue rechazada por amplia mayoría en el último congreso de delegados, a fines de marzo. Apuntaba en particular hacia D’Elía, quien hacía poco que había asumido en la Subsecretaría de Tierras. En aquel momento, el matancero respondió con otra muestra de su picardía política. Recordó que el embajador ante el Vaticano, el dirigente Carlos Custer, es un hombre de la CTA. Según ese argumento, Custer también debía ser excluido de la central.
Pero muchas cosas pasaron desde entonces. Asumido como paladín mediático del oficialismo, D’Elía cruzó varias veces a De Ge-nnaro. Sus declaraciones aparecieron en los medios. Y la relación entre ambos, que no venía en buenos términos, se cortó en forma definitiva. El panorama se complica aún más a medida que se acercan las elecciones. El 22 de agosto, el consejo directivo de la CTA debe fijar la fecha de los comicios. Y entre el 15 y el 20 de septiembre –en un mes y medio– deben presentarse las distintas listas. Como en toda elección, antes de convocarla se tiene que cumplir con algunos pasos, como depurar los padrones de afiliados. Pero son cuestiones menores. El problema es cómo armar una lista mayoritaria. La agrupación Germán Abdala viene ocupando ese lugar desde hace años.
Para encabezar esa “lista de unidad” suenan varios nombres. El más escuchado es Hugo Yasky, titular de Ctera. Heredero de Marta Maffei en la conducción del gremio docente, Yasky tiene consenso entre algunos dirigentes alineados en el kirchnerismo, el caso del diputado Edgardo Depetri, y también cuenta con el aval de De Gennaro. El secretario general lo aceptaría como nuevo titular de la CTA, y para acompañarlo propone al secretario general de ATE, Pablo Micheli, y la dirigente jujeña Milagros Sala. Desconocida en Buenos Aires, Sala encabeza la agrupación Túpac Amaru, una organización territorial que creció mucho en la capital jujeña a partir de las cooperativas de construcción de viviendas.
Un consejo directivo encabezado por la tríada Yasky-Micheli-Sala representaría a todas las alas internas de la CTA. Para hacer más viable la propuesta, De Gennaro también propondría algún espacio importante parala Federación de Tierra y Vivienda. Pero en este último caso, la oferta tendría una condición: que el representante de la FTV no sea D’Elía. Esa idea no gusta a Depetri y el sector alineado en el kirchnerismo. “No se puede reclamar unidad popular para afuera y no tenerla para adentro. Es verdad que D’Elía jugó fuertemente en el kirchnerismo, pero también otros jugaron muy fuerte en la izquierda y el centroizquierda. Y la FTV fue la organización que visibilizó que el desocupado era sindicalizable. Hasta que no se produjo el piquetazo en La Matanza eso era sólo papel”, dice a Página/12 un dirigente de la CTA que se siente parte del Gobierno.
¿Será posible el acuerdo sin la inclusión de D’Elía? ¿Hasta dónde pelearán los kirchneristas? ¿Qué hará el matancero? El suspenso no durará más de un mes.
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