Después de ocho meses, nueve candidatos frustrados y cinco asambleas suspendidas, la Universidad de Buenos Aires intentará mañana elegir rector. El sexto episodio de la saga que empezó en abril, cuando los estudiantes de la FUBA lograron impedir la primera asamblea universitaria, se distingue de los intentos previos por varios ingredientes: se realizará en el Congreso de la Nación, con tácito apoyo oficial, sin público, bajo custodia de un operativo policial y con un solo postulante al rectorado, consensuado por las facultades. Así, la única incógnita es si podrán reunirse los 236 asambleístas o si las agrupaciones de izquierda conseguirán otra suspensión. Pese al cambiante escenario, una variable se mantiene constante en la crisis: la indiferencia y casi nula participación de la enorme mayoría de una comunidad universitaria integrada por más de 350 mil personas.

Limadas o postergadas las diferencias políticas que hace pocos meses separaban a las autoridades de la UBA, ahora el debate central aparece planteado entre dos posiciones. Por un lado, “el acuerdo de gobernabilidad” de los decanos que postula una plataforma de consenso encarnada en las candidaturas a rector y vicerrector de dos peronistas, Rubén Hallú (Veterinarias) y Jaime Sorín (Arquitectura). Del otro, la FUBA y los “docentes autoconvocados” reclaman “una democratización previa a la elección del rector”. Mañana, la tensión se concentrará en el ingreso al Congreso, sede habilitada por el Gobierno ante el pedido de los decanos. Los estudiantes, que comenzarán a concentrarse esta noche, intentarán “abrazar” el edificio y bloquear el acceso. Enfrente, se encontrarán con un operativo policial “disuasorio” y un vallado perimetral. En esa pulseada, que se teme derive en incidentes, se jugará la asamblea.

Si los 236 representantes de profesores, graduados y alumnos de las trece facultades pueden entrar, a las 9 empezará a sesionar el máximo órgano de gobierno de la UBA. Teóricamente, debería presidir la sesión el rector. Pero no hay: el último, Guillermo Jaim Etcheverry, culminó su mandato en mayo. Debería entonces presidir el vicerrector. Tampoco hay, o sí, pero Aníbal Franco se tomó licencia, enemistado con los decanos. Así que ahí hay otra pequeña incógnita, aunque lo esperable es que la presidencia esté a cargo del decano de mayor edad o alguno de quienes le siguen en el orden sucesorio.

El temario de la asamblea –que ella, soberana, puede modificar– incluye dos puntos. El primero es la elección del rector. Los asambleístas podrán exponer sus posiciones y quien resulte postulado tendrá 30 minutos para explicar sus ideas. Luego se pasará a votar, mediante un procedimiento previamente definido. De acuerdo con el estatuto de la UBA, para ser elegido en primera vuelta, un candidato precisa el voto de la mitad más uno de los asambleístas (119). Pueden realizarse hasta tres votaciones en la misma sesión. De no alcanzarse la mayoría, la asamblea se convoca antes de los cinco días; entonces, para ganar bastaría el voto de la mitad más uno de los presentes. Pero no parece que esto puede ocurrir ahora. Todo indica que Hallú será designado mañana, sólo resta saber con cuántos votos. Mejor: sólo resta saber qué facultades no apoyarán el acuerdo.

El segundo punto a tratar por la asamblea es la apertura del largamente esperado y reclamado proceso de reforma del envejecido estatuto universitario. La propuesta del consejo es que se conformen comisiones para abordar los diferentes temas y se organice una reunión preparatoria con la participación de especialistas y referentes sociales. La idea es que la asamblea pase a cuarto intermedio hasta el 1º de julio para permitir que se debatan y elaboren propuestas. Para cuando finalice la asamblea, está prevista una sesión del Consejo Superior, convocada por los decanos. El único propósito es elegir como vicerrector a Sorín, parte del acuerdo. Antes de eso, como condición, debería mediar la renuncia o la separación del actual vicerrector. El rumor indica que Franco ya puso su renuncia a disposición del consejo, mediante una nota entregada a Hallú. Todo eso ocurrirá, claro, si antes pudo realizarse la asamblea.