Ante el clima de pesimismo que reina en la Casa Rosada a la espera del fallo que notificará el martes la Corte de Justicia de La Haya, Carlos “Chacho” Alvarez llamó a poner expectativas positivas en la gestión del facilitador Juan Antonio Yáñez Barnuevo. “Ahí está la llave”, dijo el titular de la Comisión Permanente del Mercosur. El enviado del rey de España, que intenta un acercamiento entre Argentina y Uruguay para superar el conflicto por la instalación de la pastera Botnia, viene manteniendo conversaciones con la propia empresa finlandesa. En el transcurso de los próximos quince días Barnuevo visitaría por segunda vez los dos países en pugna, según fuentes de la Cancillería.

“Hay que valorar el trabajo del facilitador español. Es una tarea de perfil bajo que sigue desarrollándose”, destacó Alvarez. A la vez, dijo que le pareció “previsible” y de poca trascendencia el cruce por las papeleras que tuvieron los cancilleres Jorge Taiana y Reinaldo Gargano el jueves último durante la cumbre del Mercosur en Río de Janeiro. Allí el uruguayo reiteró que los bloqueos a los pasos fronterizos violan la libre circulación de bienes y personas prevista en el Tratado de Asunción, la norma fundacional del Mercosur. Taiana le contestó que su país nunca tuvo “voluntad de diálogo” y “de solucionar la controversia”, ni siquiera cuando no había cortes de ruta.

El proceso iniciado por el facilitador español, a propuesta del gobierno argentino, fue tomado hasta ahora con frialdad por los uruguayos. Según confirmó Alvarez, no se ha limitado a los contactos con funcionarios de los dos países enfrentados sino que se avanzó “con Botnia” también. “Hasta ahora el conflicto se pudo mantener encapsulado”, señaló el ex vicepresidente. Según voceros de la Cancillería los intentos se han concentrado en el pedido de relocalización de Botnia, a tal punto que el gobierno argentino ofreció financiar su traslado. Hay otras salidas en estudio, pero las fuentes diplomáticas admiten la dificultad de encontrar una alternativa que satisfaga a los asambleístas de Gualeguaychú.

La gestión del rey de España podría resultar casi el único atajo disponible –a corto o mediano plazo– si tal como anuncia el pálpito oficial pasado mañana la Corte de La Haya falla contra la Argentina. El tribunal internacional se apresta a resolver una medida cautelar presentada por Uruguay, en la que pide que se obligue al gobierno de Kirchner a prevenir y hacer cesar los bloqueos ambientalistas en los pasos fronterizos. Los jueces no tienen fórmulas para resolver este tipo casos y las opciones que pueden elegir son infinitas. Digan lo que digan, el vicegobernador de Entre Ríos, Pedro Guastavino, anunció la semana pasada que la ruta “no se desalojará por la fuerza”.

La Haya también tiene pendiente resolver la demanda presentada por Argentina contra el país vecino por considerar que violó el Tratado del Río Uruguay al decidir en forma unilateral, sin consulta previa, la instalación de las papeleras. En este expediente también se analiza si las plantas de celulosa causarán un daño irreversible. El fallo demorará por lo menos un año, y quizá más también.

Aunque el juicio por la cuestión de fondo no tiene relación directa con el que se refiere a los cortes de ruta, existe una conexión indirecta que, asumen en la cartera de Taiana, puede jugarles en contra: mientras está en marcha un proceso de “solución de controversias” –como lo llaman los especialistas– los países en conflicto no pueden llevar adelante “contramedidas”, una categoría en la que entrarían los cortes. Además, cuando rechazó en julio último un pedido argentino para que se suspenda la construcción de las pasteras, la Corte Internacional conminó a ambos estados a evitar iniciativas que agraven el conflicto.

Los expertos argentinos conservan la esperanza de que en el mejor de los casos la Corte de La Haya se declare incompetente por los cortes a los puentes internacionales y prefieren confiar en los buenos oficios de su majestad Juan Carlos de España.