El conflicto entre Metrovías y los trabajadores lo pagaron otra vez los usuarios, que sufrieron las demoras en el servicio durante toda la jornada de ayer. Según la empresa, las tardanzas fueron a causa del conflicto gremial que “reduce la cantidad de formaciones” sobre rieles. Los delegados del gremio aseguraron que los problemas se debieron a la falta de mantenimiento de los subtes. El Ministerio de Trabajo realizó un operativo sorpresa en los talleres de la firma y constató que “están dadas las condiciones de seguridad del servicio”. La inspección fue en respuesta a la denuncia de los trabajadores.

Los insultos y quejas de los pasajeros se escucharon más en la estación Constitución de la Línea C, donde se implementó un fuerte operativo de seguridad a cargo de la Policía Federal y de una agencia privada. El servicio funcionó con demoras a partir de la 9, se normalizó cerca de las 11 y retomó a la tarde, cuando cientos de usuarios tardaron más de lo acostumbrado para volver a sus casas. Las demoras afectaron la línea C, con recorrido de Constitución hasta Retiro, la línea D, que cubre las estaciones Catedral a Congreso de Tucumán, y la E, que va de Bolívar a Plaza de los Virreyes.

La vocera de Metrovías, Lucila Maldonado, atribuyó los inconvenientes en el servicio al conflicto que mantiene la empresa con los delegados de base del subterráneo, quienes “no permitieron la habilitación de varias formaciones para cumplir con las frecuencias habituales”. Por su parte, el delegado de la línea A, Roberto Pianelli, rechazó la acusación de la firma y aseguró que es la justificación de la empresa para no hablar del supuesto déficit de mantenimiento de los subterráneos. “No quieren decir que todo se está derrumbando y nos echan la culpa a nosotros”, sostuvo.

El conflicto entre la firma y los trabajadores se enrareció luego de que Metrovías solicitara el martes pasado al Juzgado Nacional de Trabajo Nº 59, a cargo de Dora Temis, que dictamine el “desafuero” del delegado de la línea C, Néstor Segovia, respecto de la tutela gremial, para desvincularlo de la empresa. La firma lo acusó de cometer “actos de sabotaje” contra las formaciones de trenes y de amenazar a sus compañeros. Desde ese día, los trabajadores de subte se encuentran en estado de asamblea permanente.

En medio de las quejas por las demoras, funcionarios del Ministerio de Trabajo de la Nación, junto a un equipo de verificadores técnicos de la Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT), realizó un operativo sorpresa en los talleres que tiene la firma en el barrio porteño de Chacarita, para constatar la denuncia del gremio sobre supuestas fallas en los coches de la firma.

Finalizada la inspección, la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, explicó que la comisión “realizó los controles necesarios que garantizan que los vagones están en buenas condiciones”. Aunque reconoció que “hay que ir renovando de a poco el material rodante”, la funcionaria aseguró que “no existe riesgo real ni inminente para los más de un millón de pasajeros que viajan diariamente en subte”.

“Los delegados nos pidieron que busquemos un camino alternativo de negociación y vamos a reunirnos a fin de acercar posiciones para resolver el conflicto”, sostuvo Rial. Los delegados Claudio Dellecarbonara y Carlos Taborda se mostraron conformes con esta apertura al diálogo, aunque no descartaron la posibilidad de hacer un paro “si tocan a algún compañero”, en referencia al pedido de desafuero contra Segovia.