Viernes, 14 de septiembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › NUEVA DENUNCIA SOBRE EL ESCRUTINIO EN CORDOBA
Una odontóloga contratada poco antes del cierre de la elección provincial cuenta que “los telegramas tenían cifras ilegibles”. La empresa Bayton le hizo firmar un contrato de confidencialidad.
Por Miguel Jorquera
Desde Córdoba
A pesar del esfuerzo mediático del PJ cordobés por desalentar el recuento voto a voto en las cuestionadas elecciones provinciales, nuevas denuncias ponen en duda el resultado provisorio que le adjudicó la victoria al oficialista Juan Schiaretti. María, una odontóloga desocupada de 34 años que prefiere mantener en reserva su apellido, denunció “irregularidades” en el escrutinio del correo, para el que fue convocada a trabajar por la empresa Bayton SA a las 20 del mismo día de los comicios. “La mayoría de los telegramas tenían cifras ilegibles, el 80 por ciento marcaba diferencias en la carga de datos y el sistema, que no estaba preparado para tantas máquinas, era lentísimo. En la madrugada hubo que reiniciar todas las computadoras y allí apareció en todos los monitores la leyenda error fatal”, contó a Página/12. María decidió hacer públicas las irregularidades cuando Bayton le hizo firmar, una semana después, y como condición para cobrar su trabajo, un contrato que le exigía “confidencialidad” sobre lo sucedido en el recuento provisorio.
Sobre la mesa del comedor de su casa, en el barrio Las Flores de la Ciudad de Córdoba, María despliega su DNI y el contrato con Bayton, la empresa de “servicios eventuales” que la convocó para el escrutinio provisorio dos horas después de que cerrara la votación el 2 de septiembre. En el punto 3, el documento dice: “Me comprometo a mantener total y absoluta reserva y a no revelar a terceras personas ningún tipo de información a la cual hubiera accedido a causa de la ejecución del contrato de trabajo relacionado con los comicios electorales”.
El testimonio de María confirma que en la madrugada del 3 de septiembre se cayó el sistema informático del correo, como reveló Página/12 el domingo pasado, en una entrevista a Julián Castro, un joven que también trabajó de data entry en el escrutinio provisorio. Un hecho que Luis Juez denunció aquella madrugada, después de que por única vez pasara al frente en los cómputos, y que el PJ sigue negando que hubiera pasado.
–¿Qué trabajo le asignaron? –le preguntó este diario a María.
–Llegué a las ocho de la noche. Cuando entré a ese lugar, lleno de computadoras, me pregunté ¿qué voy a hacer yo acá, que soy odontóloga? Después me dijeron que tenía que recoger los telegramas que llegaban de la fase uno y dos y repartirlos para la carga en una línea de ocho computadoras, donde había otros chicos cargando datos. Cada uno tenía una bandeja con tres estantes: en una dejaba los telegramas para la carga y las otras decían “archivo” y “coordinación”. Después los retiraba. Los que decían “archivo” ya habían pasado los controles y tenía que llevar a coordinación los que tenían diferencia de datos. Ahí había otras personas que trabajaban en notebooks, con otros tipos de programas.
–¿Qué pasaba ahí?
–No sé, ahí supuestamente corregían los datos mal cargados.
–¿Hubo muchos telegramas con diferencias en la carga de datos?
–Calculo que de cada 100 telegramas, 80 iban a coordinación. La mayoría tenía problemas.
–¿Cuáles eran las principales dificultades que tenían?
–Los telegramas estaban hechos a mano, a muchísimos no se les entendían los números. Después que los chicos cargaban, todos los números aparecían en rojo, con diferencias con las otras cargas. Tenían que adivinar qué números eran y me preguntaban a mí qué hacían. La improvisación era tremenda.
–¿En algún momento de la madrugada se cayó el sistema informático?
–Todo era muy lento. La gente de Buenos Aires que trajo el sistema decía que no aguantaba para tantas computadoras en red y que habían tenido apenas un día y medio para instalarlo. A eso de las tres de la mañana sí pasó algo raro. Las computadoras se tildaron y no había forma de que entrara un telegrama. Después de varios minutos, hubo que reiniciar todas las computadoras y volverse a conectar a Internet.
–¿En ese momento apareció alguna leyenda en las computadoras?
–Exacto, apareció una ventanita que decía “error fatal”. Los chicos se asustaron y preguntaban qué hacer. Les dijeron que no era nada, que apretaran dos veces enter y esperaran.
–¿Qué pasó después?
–A partir de ahí separábamos los telegramas que iban a coordinación, los que eran de Capital y los del interior. Me fui a las siete de la mañana, no podía más. Apenas llevábamos el 70 por ciento de los telegramas, pero nadie reemplazó a todos los que nos fuimos a esa hora, casi la mitad.
–Después de lo que pasó adentro del correo, ¿considera que el resultado del escrutinio se puede tomar con algún grado de certeza?
–No. Da vergüenza. No puedo decir con certeza que hubo manipulación de datos, pero sí un nivel de improvisación terrible que genera muchas dudas. Como ciudadanos no nos merecemos que nos hagan esto. Y lo digo con la tranquilidad de no haber votado a ninguno de los dos.
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