La histriónica senadora Liliana Negre, quien gesticula y lloriquea como la niña vieja de una pieza de Tennessee Williams (quien sí, era gay) describió durante el debate una supuesta imposición de Buenos Aires sobre el interior. Al día siguiente el obispo de San Juan Alfonso Delgado dijo que la ley votada carece de legitimidad porque desconoce el federalismo argentino. Ambos forman parte en distintos roles de la organización confesional Opus Dei. La votación del Senado, que es el órgano representativo de la voluntad de las provincias, los desmiente. Por la igualdad de derechos votaron senadores de diecinueve de las veinticuatro jurisdicciones: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago, Tierra del Fuego y Tucumán; en contra, senadores de dieciocho jurisdicciones: Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis y Tucumán. Tampoco se sostiene en los datos de la realidad la afirmación repetida ad nauseam de que se trató de una política decidida por el kirchnerismo para confrontar con la Iglesia Católica. La diversidad del espectro que aprobó la ley fue superior a la de quienes la rechazaron: incluyó a oficialistas, radicales, peornistas opositores, socialistas, libertadores y humoristas cordobeses y correntinos.