Domingo, 16 de octubre de 2011 | Hoy
Por Raúl Kollmann
Al principio del proceso electoral, en 2010, la oposición aspiraba a un escenario en el cual el candidato del FPV –por entonces sonaba Néstor Kirchner– consiguiera menos del 45 por ciento de los votos y que algún candidato opositor terminara reuniendo los sufragios anti-K y superara el 35 por ciento, con lo que se forzaría una segunda vuelta. Ese escenario ya era improbable en 2010. Hoy en día, la pelea parece centrarse en conseguir el segundo puesto, pero no queda claro si esa ubicación tendrá verdadero peso en el futuro cercano.
“Ser segundo no es muy significativo –piensa Rouvier– debido a la gran diferencia con el primero. Seguro que el segundo lo va a considerar una victoria, pero me parece que la incidencia en el tablero político va a ser pequeña. Si el segundo es Binner, su agrupación ocupa un espacio progresista que ya está muy ocupado por el Gobierno. Y eso le pone un techo a su crecimiento. Preveo crisis en el radicalismo, la Coalición Cívica y el duhaldismo. Hay liderazgos que tendrán su límite el domingo: Duhalde, Lilita, Alfonsín serán los más afectados. Algunos peronistas disidentes intentarán reacomodarse en el kirchnerismo.”
Zuleta evalúa que “los candidatos opositores han dado una importancia inexplicable a la puja por el segundo puesto. Es algo que puede entenderse desde la perspectiva de las vanidades personales, pero no tiene significación política objetiva. Cada candidato ha trabajado exclusivamente para fortalecer su propio partido en una estrategia de un conservadurismo defensivo muy difícil de entender. Tampoco creo que en esta elección se diriman liderazgos de la futura oposición, ya que todas las fuerzas entrarán en un proceso de debate interno. Ninguno de los actuales candidatos tendrá fuerza para convocar a nadie más allá de sus actuales bases de apoyo y sustentación”.
“De Narváez le ganó a Kirchner en 2009, Lilita salió segunda en 2007 y no por ello lograron construirse como alternativa –recuerda Haime–. Macri no está compitiendo en términos reales, pero aparece como quien potencialmente puede ser el verdadero opositor en tanto sepa construir política y logre consolidar su gestión. Binner tiene una buena oportunidad de entrar al gran escenario. Puede ser a futuro un punto de encuentro del progresismo y aprovechar a posibles desencantados del Gobierno. Los spots de Alfonsín gritando pueden haber entusiasmado a algunos radicales, pero no le movieron un pelo al electorado. Y Carrió es muy difícil que vuelva a tener protagonismo: necesitaría que se le cumplan algunos de los augurios sobre la reforma constitucional. Acá lo importante no es sólo salir segundo, sino ser capaz de construir políticamente.”
“A partir de los resultados de las primarias –analiza Del Franco–, la campaña se convirtió ante todo en la lucha por el segundo lugar. Para el que lo logre, esto significa, más una oportunidad y desafío que una consolidación de su espacio político. Si como anticipan nuestras mediciones es el FAP el que se ubique segundo, demuestra también que la sociedad está haciendo una apuesta por lo ‘nuevo’. Para este espacio (FAP) el desafío será mantener el interés del electorado que lo vote, ya que es heterogéneo y los une más el interés de un voto no oficialista, que una alta identificación con los principios y las propuestas de la lista del FAP. La apuesta del resto de los partidos, en especial radicalismo y Coalición Cívica, es mantenerse con fuerza en el Congreso y alentar desde ahí el control del oficialismo. Esta proposición hoy no resulta persuasiva para el electorado. Quizá fuera un buen recurso hace un año. Las razones podemos encontrarlas desde el cambio y alta popularidad del oficialismo hasta las propias desavenencias de los partidos opositores.”
Artemio López tampoco ve trascendente el segundo puesto. “El conglomerado que lleva a Hermes Binner a esa posición es muy heterogéneo y el Partido Socialista, que es su núcleo electoral y territorial, saldrá debilitado tras las elecciones. Ya perdió la mayoría legislativa en la provincia de Santa Fe y su gobierno local será muy complejo. Adicionalmente el FAP verá angostado su actual interbloque nacional que pasará de 20 a 15 diputados con el retiro de Proyecto Sur. No, no le veo peso al segundo puesto.”
Tácitamente los consultores sostienen que conseguir la segunda ubicación no garantiza el liderazgo opositor. Pero no salir segundo pesará mucho por la crisis que llevará a varias figuras de la política. Si no hacen una buena elección, como se preanuncia, los que no saldrán segundos –Duhalde, Alfonsín, Carrió– quedarán en una situación casi terminal desde el punto de vista electoral.
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