EL PAíS
LM quiere que la mano venga dura
López Murphy hizo delirar a sus fans cuando ayer, en el acto de cierre, prometió combatir a “los sediciosos”. Para el candidato, la protesta es simplemente “una excusa”.
Por José Natanson
“En nuestro Gobierno la ayuda social no va a ser usada para financiar ninguna actividad sediciosa o que pretenda destruir el estado de derecho”, dijo Ricardo López Murphy anoche, en el cierre de su campaña en el Microestadio de Lanús. El candidato favorito del establishment se mostró más duro que nunca. “Este presidente se compromete a hacer el máximo esfuerzo para defender las instituciones. No va a haber helicóptero para este presidente”, gritó el ex ministro, mientras sus colaboradores hacían gala de un discurso sin fisuras: aseguraban que el estadio no estaba lleno del todo y que muchos porteños no habían podido llegar a Lanús... porque los piqueteros habían cortado el Puente Pueyrredón.
Los colaboradores de López Murphy llegaron temprano. Estaban, entre otros, el ex secretario de Hacienda de Alfredo Martínez de Hoz, Manuel Solanet; el ex funcionario de la secretaría Legal y Técnica durante la Presidencia de Jorge Videla, José Lladós; y el jefe de campaña, el diputado Carlos Balter. Además de los compañeros de ruta del ex ministro, en el corralito reservado a los VIPs se veían señoras elegantes, muchos hombres de traje y algunas chicas bonitas portando remeras con la caricatura del candidato-bull dog.
Se hacía tarde y los organizadores decidieron arrancar, aun con las tribunas medio vacías. Camisa y saco sin corbata, cara de jugar al golf todos los sábados en el country, el candidato a intendente de Lanús, Fernando Gutiérrez Rellón, expuso la tesis de la conspiración piquetera. “Vamos a demorar un rato porque tenemos inconvenientes, mucha gente no puede llegar por los piquetes en el Puente Pueyrredón”, señaló el candidato. Y levantó los primeros silbidos de la noche.
Mientras los militantes repartían racimos de globos, al mejor estilo Partido Republicano norteamericano, subió al escenario Arturo Hotton, el evangélico que acompaña al ex ministro de Fernando de la Rúa Hernán Lombardi en la fórmula para la provincia de Buenos Aires. Ambicioso, Hotton quiso mezclar el discurso duro sobre la inseguridad con un poco de poesía. “Vamos a lograr que otra vez se pueda caminar de noche, silbando bajito un tango”, señaló.
Aunque todavía quedaban algunos claros, las tribunas se habían poblado con unas tres mil personas. Lombardi concentró su discurso en la lucha final contra el peronismo. “Vamos a desalojar, pacíficamente, a la patota del poder”, aseguró el ex integrante del Grupo Sushi.
Los estrategas de López Murphy están convencidos de que una de las claves del crecimiento es haber construido un marketing de campaña para dar la sensación de una propuesta más amplia, que incluye la apelación a símbolos fundacionales como la imagen de Sarmiento. Por eso, ayer, luego del discurso de Lombardi, subieron al escenario dos nenas de guardapolvo blanco con una bandera de ceremonias. Como en un acto escolar, la gente se puso de pie, aplaudió con fuerza y cantó el himno. Y recién después, acompañado por una explosión de petardos y papelitos plateados, apareció López Murphy.
“Acá a muy pocas cuadras nació mi madre”, comenzó su discurso el candidato, en sintonía con el tono intimista y esperanzador que le imprimió al final de su millonaria campaña televisiva. “Nuestro ascenso tiene una explicación: la sociedad argentina estaba necesitando un cambio y nos está utilizando como vehículo para expresar ese cambio”, continuó el el ex ministro de Defensa y Economía de De la Rúa.
Después enumeró algunos puntos de su programa de Gobierno. No habló de su plan económico, su propuesta para bajar los impuestos a las grandes empresas o su plan para subir las tarifas de los servicios públicos. Y prefirió la educación. “Es algo vital, tenemos que garantizar 200 días de clase para los chicos”, sostuvo López Murphy, que durante su breve gestión en Economía (es decir, en la única oportunidad que tuvo de aplicar sus ideas), quiso recortar los recursos universitarios y eliminar el Fondo deIncentivo Docente. Ahora, su propuesta apunta a desarticular la enseñanza pública, atomizando el sistema escolar.
Pero el eje fue la inseguridad. “Tenemos que devolverle a la gente la sensación de seguridad”, dijo el ex ministro de Defensa, y levantó aplausos. “No puede ser que no se pueda salir tranquilo a la calle”, agregó. Más aplausos. “En nuestro gobierno va a haber espacio para la protesta, pero no vamos a permitir que con la excusa de la protesta se violen los derechos de los demás”, añadió. Después se olvidó del asunto, habló de la importancia del deporte y mencionó a Carlos Menem. Pero fueron sólo unos minutos, porque retomó el tema sobre el final, cuando prometió tolerancia cero con los “sediciosos”. Entonces hubo aplausos y gritos, y la tribuna de López Murphy reveló que quiere muchas cosas, pero que no hay nada que la entusiasme tanto como la mano dura.