Domingo, 20 de enero de 2013 | Hoy
Por Horacio Verbitsky
Mañana, Barack Obama comenzará su segundo período presidencial, para el que contará con un nuevo gabinete. La designación del multimillonario senador John Forbes Kerry como nuevo jefe de la política exterior de los Estados Unidos es una pésima noticia para quienes creen en el multilateralismo, el derecho internacional y el respeto por los derechos humanos. Miembro de la poderosa familia propietaria de la revista Forbes y casado con Theresa Heinz, heredera de una de las mayores empresas alimentarias globales, Kerry se opuso en su juventud a la política de aislamiento de Cuba y al financiamiento de la contra nicaragüense mediante ventas clandestinas de armas a Irán. Pero ésas son posiciones del pasado remoto. En 2002, pese a integrar el bloque demócrata, Kerry votó autorización al presidente Bush para invadir Irak sin el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, porque el multilateralismo sería “un pretexto para no hacer nada” y delegar en terceros “nuestra seguridad y la responsabilidad presidencial de defender a los Estados Unidos”. También respaldó la anexión de Jerusalén por Israel y la colonización de la Margen Occidental del Jordan, condenadas por el mismo Consejo. Igual que Bush, busca “anular el sistema internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial basado en el derecho y la seguridad colectiva, para imponer por la fuerza una Pax Americana”, escribió el profesor de la Universidad de San Francisco Stephen Zunes, en un artículo difundido el 3 de enero por Foreign Policy In Focus.
Aun después de que el gobierno reconociera que no se habían encontrado en Irak las alegadas armas de destrucción masiva, Kerry dijo que el régimen represivo podría fabricarlas más adelante. “Lo más inquietante es que hay muchos gobiernos represivos en el mundo que en el futuro podrían constituir alguna amenaza para los Estados Unidos. Aparentemente Kerry cree que el presidente debería tener libertad para atacarlos en cualquier momento”, agrega Zunes. Desde el Senado apoyó las anexiones territoriales israelíes para establecer más asentamientos en territorio palestino, los asesinatos selectivos y el ataque a una flotilla humanitaria desarmada en el que murieron 19 tripulantes, incluyendo un estadounidense. Cuando un panel de juristas internacionales del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas presentó pruebas de crímenes de lesa humanidad cometidos tanto por Israel como por Hamas, Kerry adujo que las más de 800 muertes de civiles producidas por Israel eran legales y responsabilidad de Hamas porque toda la operación israelí constituía un acto de autodefensa. También alegó que Hamas y Hezbollah había usado a esos civiles como escudos humanos, pero se negó a suministrar las evidencias en que se habría basado para esa afirmación desmentida por los investigadores de las Naciones Unidas. También reprochó que el informe ignorara los esfuerzos israelíes por impedir bajas civiles, avisando de la inminencia de los bombardeos mediante panfletos y llamadas telefónicas a hogares palestinos. “En realidad, el informe concluyó que tales avisos fueron tardíos y vagos como para permitir que los civiles se pusieran a salvo”. Y quienes siguiendo esos avisos se dirigieron al centro de la ciudad de Gaza, quedaron directamente en la línea de fuego israelí, que “atacó con morteros y bombas de fósforo las instalaciones y la escuela de las Naciones Unidas”, donde “no había blancos militares legítimos”.
En 2004, Kerry puso en duda el compromiso del Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan con la lucha contra el terrorismo, sólo porque respaldó la decisión de la Asamblea General de solicitar al Tribunal Internacional de Justicia un pronunciamiento sobre la legalidad de la construcción por Israel de un muro de separación en los territorios ocupados. El tribunal sentenció que el muro era ilegal y Kerry auspició una resolución del Senado condenando la opinión consultiva de “un tribunal politizado” e instando a las Naciones Unidas a no adoptar ninguna resolución que demorara o impidiera la construcción del muro “para impedir ataques terroristas”. Para Kerry cualquier objeción debería tramitarse en la justicia de la potencia ocupante. La resolución, que no fue aprobada, mencionaba por primera vez la Ribera Occidental del Jordán como “territorio en disputa” y no como ocupado, lo cual hubiera equiparado la legitimidad de los reclamos del conquistador israelí con la de los palestinos que vivieron allí durante siglos. Además, los territorios en disputa hubieran quedado al margen de la cuarta convención de Ginebra. Tener como Secretario de Estado a un hombre con una posición tan extremista “envía a la comunidad internacional el mensaje de que poco ha cambiado desde el gobierno de Bush”, concluye Zunes.
Desde la asunción de Eisenhower, en 1953, los presidentes prestan juramento el 20 de enero. Como ésta es la primera vez que cae en domingo, la fecha se corrió para mañana, por lo cual coincidirá con uno de los feriados más importantes, el Día de Martin Luther King, que se celebra cada tercer lunes de enero. A raíz de esa coincidencia, el especialista en lectura crítica de los medios Norman Solomon tituló una columna con un sombrío juego de palabras. “King: I have a dream. Obama: I have a drone” (yo tengo un sueño fue el título del célebre discurso en el que el líder de la lucha por los derechos civiles imaginó el futuro de su país sin opresión racial, de modo que un descendiente de africanos pudiera llegar a la presidencia, y drone es el nombre con que se conocen en inglés los aviones no tripulados que se han convertido en el arma preferida de sus Fuerzas Armadas, con lo cual el sueño de King resultó una pesadilla). Solomon cita una estimación del diario inglés The Guardian: durante el primer mandato de Obama la CIA y las Fuerzas Armadas mataron con drones a no menos de 2500 personas, cifra mínima que puede ser mucho mayor. El diario cita al ex miembro del grupo antiterrorista de Obama durante la campaña presidencial de 2008, Michael Boyle, quien opina que la Casa Blanca ha relajado las normas sobre las condiciones de su empleo, lo cual incrementó las bajas entre no combatientes con ataques a mezquitas o cortejos fúnebres. Su conclusión es que esto estimulará una nueva carrera armamentista de la que surgirán fortalecidos actuales y futuros enemigos, en un sistema internacional cada vez más violento. Por eso, dice Solomon, mañana habrá mucha retórica desde el podio inaugural, pero el espíritu de Martin Luther King estará en cualquier otro lado.
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