A Pedro “El Lauchón” Viale lo mataron en el operativo ordenado por el juez Juan Manuel Cullota el 9 de julio de 2013 a las 6.30. Pese al horario, su jefe Jaime Stiuso sostuvo ante la justicia que querían matarlo a él “porque tenían la información falsa de que yo iba a cenar ahí esa noche”. Las 6.30 no se condice con la hora de la cena. Stiuso también argumentó que esa muerte fue una forma de presionarlo para que dejara de acusar a los iraníes en la causa AMIA. Como se ve en el expediente, la investigación contra la banda empezó en 2011, muchísimo antes de la firma del Memorando con Teherán, motivo del conflicto con el dúo Stiuso-Nisman. Estos últimos, muy alineados con las derechas de Estados Unidos e Israel, operaron contra el Memorando a nivel político y en la justicia. En su reciente declaración ante el juez Salas, Stiuso dijo que el número dos de la ex SIDE, Francisco Larcher –uno de sus actuales archienemigos– le confesó que Cristina lo quería matar. El dato es inverosímil y, como ya ocurrió en el caso Nisman, Stiuso no aportó ningún elemento ni formuló denuncia alguna.

Finalmente, Stiuso echó mano al argumento de que Scioli, Granados y Matzkin jugaban a favor del narcotráfico y le armaron una causa al Lauchón que, supuestamente, con su jefe Stiuso, eran adalides contra los narcos. Desde el punto de vista de los hechos que aparecen en la causa judicial, convalidados por dos jueces y una Cámara, lo que se percibe es que Stiuso trata de desviar la atención de que su segundo, El Lauchón, aparece involucrado en gigantescos fraudes inmobiliarios, narcotráfico y proxenetismo.