Viernes, 2 de septiembre de 2016 | Hoy
Para justificar la tibia declaración –impulsada por el oficialismo– de la Cámara de Diputados, que no habla ni condena el golpe parlamentario en Brasil, Elisa Carrió definió como “dos golpes cívicos” los que determinaron el fin del gobierno de la Alianza que encabezaba Fernando de la Rúa. Las réplicas no tardaron en caer sobre la integrante de la alianza Cambiemos. “A ese presidente no lo volteó el Parlamento; se fue porque no tuvo huevos y nos dejó a todos en el mayor desastre de la Argentina”, dijo la correntina Araceli Ferreyra (Movimiento Evita) sin mucha diplomacia. “Carrió ha puesto un signo igual entre los golpes de Estado institucionales en América Latina y la rebelión popular del 2001. Falso. Gravísimo. En 2001, el Gobierno fue puesto en fuga por un enorme movimiento de lucha del movimiento obrero desocupado, el movimiento piquetero, y sectores medios que enfrentaron un régimen del Fondo Monetario Internacional. Todo lo contrario al golpe que ha colocado a Temer en el poder”, sumó Néstor Pitrola (FIT-PO).
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