EL PAíS
El factor Angulo
Por S. M.
Hay, además, otros ruidos en ciernes, sonidos que oír se dejan desde Buenos Aires, no Madrid. Tiene que ver con la relación entre Kirchner y el embajador español en Argentina, Carmelo Angulo Barturén. El Presidente argentino suele ser poco afecto a las contemplaciones cuando considera que alguien lo critica injustamente. Tal es la situación por la que atraviesa el nexo entre ambos, un nexo lejano, pero seguido minuciosamente desde la Casa Rosada.
Angulo Barturén es un embajador de carrera de 30 años de experiencia. Socialista de pura cepa, amigo de Rodríguez Zapatero, fue representante del PNUD en Buenos Aires cuando el país estalló en pedazos, allá en las oscuras jornadas de diciembre de 2001. Involucrado con la suerte del país, Angulo Barturén ofreció sus buenos oficios a Eduardo Duhalde, devenido presidente en enero de 2002, y organizó la mesa del diálogo con la Iglesia argentina, desde la que intentó constituir una amortiguación institucional en aquellas épocas de anomia. “Carmelo (Angulo Barturén) está convencido de que ha hecho mucho por la Argentina, desde PNUD y desde la embajada. Siente que tiene derecho a opinar sobre todo y comete el error de ser locuaz en cuestiones internas de la Argentina ante mucha gente, periodistas inclusive. Carmelo es un buen tipo, un socialista cabal, pero a Kirchner le incomoda su verborrea. El Presidente desdeña que, de alimentar esa inquina, generaría un problema más de los tantos que tiene Rodríguez Zapatero”. El relato pertenece a un cercanísimo consejero presidencial que conoce a ambos actores de esa obra.
Este asunto no será tratado en Madrid, la semana que comienza hoy.