El análisis de ADN realizado en 2001 le permitió a María Eugenia reconocerse como hija de Mirta Mabel Barragán y de Leonardo Rubén Sampallo, ambos desaparecidos. A más de cinco años de ese momento, la Justicia ordenó repetir el análisis y que lo haga el Cuerpo Médico Forense, a pedido de los apropiadores. La decisión causó una honda preocupación entre las Abuelas de Plaza de Mayo. Los resultados de los estudios genéticos ya realizados “son cosa juzgada”, aseguraron. De hecho, la jueza Servini de Cubría ya ordenó la restitución de la identidad de la joven y dispuso que fuera inscripta con su nombre en el registro de identidad.

Según las Abuelas, el Cuerpo Médico “no posee ni los medios ni los conocimientos científicos para realizar el estudio y suele tercerizarlo en entidades privadas, lo que pone en riesgo la seguridad de los exámenes”.

“El procedimiento por el cual se estableció esa verdadera identidad es el que utilizan las Abuelas, que ha permitido, hasta la fecha, la recuperación de los nietos”, dijeron. El Banco Nacional de Datos Genéticos, que realiza esos análisis, es una institución pública creada por una ley nacional, con “la independencia e imparcialidad necesaria para emitir análisis como el que se realizó en la causa”, agregaron.

La causa está en manos del Tribunal Oral Federal 5 de la Capital, que juzgará a los dos apropiadores de María Eugenia y al capitán (RE) Enrique José Berthier, acusado de entregarles la niña cuando nació. Durante la dictadura, Berthier actuó como represor en le Batallón de Inteligencia 601. El tribunal resolvió que se realice este nuevo examen a pedido de la defensa, que alegó que no pudo supervisar el anterior. Pero el estudio se hizo antes de que comenzara la causa. La decisión fue impugnada por María Eugenia y su abuela, que se negarán a la extracción de sangre, según adelantó Abuelas.