Para el historiador Abraham Huberman todavía quedan varios misterios sobre el ingreso y la residencia de Adolf Eichmann en la Argentina. “Por ejemplo, ¿quién lo ayudó a entrar o a conseguir sus documentos?’”, señaló a Página/12. “Está el obispo Alois Hudal, que seguía la ‘ruta de las ratas’ que llevaba a los nazis de un lugar a otro disfrazados de sacerdotes, los embarcaba en Génova y los traían acá”, señaló a Página/12. Pero aún faltan nombres. Otro de los aspectos que aún merecen un análisis –aseguró el experto en el Holocausto– es si la empresa Mercedes Benz, donde trabajaba el criminal nazi, sabía a quién empleaba. En el expediente hay una nota de la compañía en la que se asegura que “el señor Ricardo Klement ingresó a la empresa el 8 de abril de 1959” y que “trabajó en la fábrica del km 43,5 de la ruta 3 hasta el 11 de mayo de 1960 inclusive a partir de la cual nunca más regresó a prestar servicios”. La empresa señala que “en ningún momento renunció al puesto que ocupaba sino que –desde el punto de vista del derecho laboral– incurrió en abandono del trabajo, por cuyo motivo fue despedido con invocación de esa causal”. La liquidación del sueldo se efectuó a pedido de su esposa, “Doña Catalina L. de Klement”.