El horror se palpaba en el aire. Pero, especialmente, en el número. Mil setecientas personas marcharon anoche en silencio alrededor de la Plaza Central. En Coronel Dorrego no es poco: se trata del quince por ciento de la población de esa ciudad. Al frente de la marcha, se podía leer el reclamo en un cartel improvisado: “Justicia por Rocío”, una chiquita de diez años que fue atropellada el miércoles a la tarde por un hombre que conducía un Renault 12. El conductor le ofreció llevarla al hospital y la ayudó a subir al auto. Pero luego llegó el horror: la ató, la amordazó, la llevó a un descampado, la violó, la roció con kerosén y le prendió fuego, la creyó muerta y se fue. Rocío sobrevivió, logró arrastrarse hasta la ruta donde la rescataron. La policía detuvo a un sospechoso en El Perdido, un paraje a 25 kilómetros de Coronel Dorrego. Un gasista de 27 años que a duras penas zafó del linchamiento al que lo pretendía someter la multitud al grito de “¡Hay que matar a La Bestia!”. Ayer, Rocío fue trasladada al Garrahan, con quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo y en estado reservado.

Rocío, hija mayor de un matrimonio de docentes de Coronel Dorrego, regresaba de la práctica de básquetbol del Club Atlético Independiente, de esa ciudad, en bicicleta y aparentemente por la calle trasera del club, cuando un auto la embistió haciéndola caer. Después se supo que las lesiones por la caída no fueron serias. El conductor se detuvo, salió del auto y ayudó a la chiquita a levantarse y le ofreció llevarla al hospital. La nena subió al vehículo. Recién entonces fue que se desató el horror.

El hombre la ató, la amordazó y partió hacia un descampado, en el cruce de la ruta nacional 3 y la 72, fuera del ejido urbano. Allí, la desnudó y la violó. Después, tomó un bidón de kerosene, le arrojó el combustible y le prendió fuego. Creyéndola muerta, subió al auto y se perdió. El instinto de conservación arrastró a Rocío, golpeada, violada y quemada, absolutamente shockeada, hasta la ruta, donde un camionero que pasaba la vio, la ayudó y llamó a la policía.

Además, y pese al estado en que se encontraba, la chiquita logró describir al violador como un hombre alto, de ojos claros, joven y que se movilizaba en un vehículo color naranja. Alrededor de un centenar de policías de varias localidades comenzaron a rastrillar la zona. Mientras, Rocío era trasladada de urgencia al Hospital Penna, de Bahía Blanca, para realizarle las primeras curaciones.

Luego, fue derivada al Hospital Garrahan por vía aérea. Un parte médico presentado ayer describía la situación: “Se encuentra internada en el sector de Quemados, asistida con respirador artificial”. Los voceros agregaron que se encontraba con desgarro vaginal y quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo. Su estado era ayer de suma gravedad y con pronóstico reservado.

A todo esto, la búsqueda policial dio resultados. Dos testigos habían visto un Renault 12 anaranjado por la localidad El Perdido, a 25 kilómetros hacia el norte por la Ruta 3, un paraje con 967 habitantes. Allí, los uniformados allanaron durante la madrugada del jueves una vivienda donde fue detenido Mauro Schechtel, de 27 años. En el lugar ocultaba su Renault 12 de color naranja. Del interior de la vivienda la policía informó que secuestró prendas manchadas de sangre.

Según informaron las mismas fuentes, Schechtel tenía antecedentes como violador: había cumplido una condena en el 2000, y no se le pudo probar otro intento en Monte Hermoso, donde actualmente trabajaba como gasista y plomero. Vive en Coronel Suárez, sobre la calle Mitre al 2000, domicilio que también fue allanado en busca de pruebas. Ayer, la policía lo trasladó a la comisaría de Coronel Dorrego, donde una multitud enardecida intentó arrancarlo de la custodia policial y lincharlo en público.

El fiscal 9 de Bahía Blanca, Sebastián Foglia, ordenó su traslado hasta la ciudad de Villalonga. Antes, declaró ante el fiscal, en los tribunales bahienses.