Alrededor de las 19.30 del jueves, Miguel Angel Fernández, el dueño de la gomería ubicada en Alvarez Thomas 1151, en Colegiales, se disponía a bajar la cortina matálica para cerrar su negocio. En ese momento, dos hombres armados lo sorprendieron y lo obligaron a entrar al local. Martín, hijo del dueño, y un empleado fueron maniatados en el primer piso. Fernández se quedó en la planta baja. Horas después la policía lo encontró asesinado en el baño: uno de los asaltantes le había cortado el cuello con una cuchilla de 25 centímetros. Para los investigadores, por la saña del crimen, “es aventurado aún pensar en un robo y nada más”.

La gomería Neumafe está en ese lugar desde hace seis años. Antes estaba a una cuadra, de la mano de enfrente. Fernández era vecino de la zona desde hacía 25 años, y según contó su hija Laura, y los vecinos del local, no era la primera vez que los asaltaban.

“Cuando entraron los ladrones –relató la hija de la víctima–, mi hermano lo primero que hizo es subir para darles la plata y ahí lo perdió de vista a mi papá.” Los dos hombres tenían entre 25 y 30 años y estaban armados con un revólver y una pistola.

En la planta alta, uno de los delincuentes sorprendió a un empleado, de apellido Balbuena, que en ese momento se duchaba en el vestuario. Le robó sus pertenencias –entre ellas la alianza y un reloj– y lo dejó maniatado con precintos plásticos. Fernández hijo corrió la misma suerte y, luego de ser golpeado, les entregó a los asaltantes unos 2000 pesos que estaban en una caja fuerte. Además del dinero, robaron celulares y algunas joyas.

“No se sabe cómo fue. O mi papá se resistió por algún motivo o (los delincuentes) estaban dados vuelta”, estimó la chica, quien agregó que los asaltantes “estaban desesperados” y que a pesar de que su hermano les entregó todo el dinero que había, “lo golpearon y lo ataron igual”.

Por su parte, una fuente policial explicó que el dueño del negocio “estaba atado, vendado y sentado en una silla, no tuvo posibilidad de resistirse, por lo que resulta extraño que lo hayan asesinado de esa forma”. “También es raro pensar en un ajuste o un asesinato pasional, cuando los autores entraron a cara descubierta y se mostraron frente a dos testigos.”

Los vecinos se quejan de la inseguridad: cuentan que a las 19 ya tienen que cerrar los comercios porque el lugar es “tierra de nadie”. Esas fueron las palabras del dueño de un local de venta de muebles de cocina a metros de la gomería. Lo mismo contó Pablo, empleado de una farmacia que tiene rejas en el mostrador: “La policía está en el horario bancario pero, después no queda nadie”.

Ayer, los investigadores confeccionaban los identikits de los sospechosos en base a los dichos del empleado, ya que el hijo de la víctima se encuentra con una crisis nerviosa.