Por primera vez en la Argentina, la Justicia de la ciudad de Buenos Aires consultará con los vecinos acerca de su presupuesto para el año próximo, que es como decir: presentará sus proyectos ante la ciudadanía. Según miembros del Consejo de la Magistratura porteña, la audiencia pública –que se efectuará a partir del próximo martes– se inscribe en un proceso de modernización que incluye profundizar la descentralización de la Justicia: entre otros proyectos, ya hay previstas dos nuevas fiscalías barriales y también se descentralizarían juzgados. Además, se empezaron a aplicar programas para que los juzgados se fijen normas de calidad en la atención, diseñadas por ingenieros especialistas en procesos administrativos, que incluirán “estándares para normatizar la atención al público, los tiempos de demora y los pasos que debe seguir cada trámite”, según anticipó un representante del Consejo.

Las Primeras Jornadas de Presupuesto Participativo, organizadas por el Consejo de la Magistratura porteño, se harán el martes y el miércoles de la semana próxima, de 13 a 17, en Leandro N. Alem 684. El primer día se efectuará un seminario abierto y el miércoles se desarrollarán talleres con participación de los asistentes.

“La Constitución de la ciudad de Buenos Aires requiere que se elaboren mediante gestión ciudadana los presupuestos de los tres poderes, incluido el Judicial, para propiciar un control previo sobre las metas de cada año”, señaló Juan Sebastián De Stefano, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de la Magistratura de la Ciudad Autónoma, y comentó que “hasta ahora no hay experiencias de presupuesto participativo en el Poder Judicial argentino”.

Uno de los temas que el Consejo pondrá en discusión es la descentralización, limitada hasta ahora a las fiscalías de Saavedra y Pompeya. El propósito es extenderla a más barrios e incluir no sólo fiscalías sino también juzgados. Germán Garavano –quien, además de ser juez de primera instancia, preside la Comisión Auxiliar de Política Judicial– señaló que “ya está previsto abrir otra fiscalía en Barrio Norte y otra en Flores”.

Ya existe el número gratuito 0800-33Fiscal: ¿para qué puede servir esa comunicación? Por ejemplo, para denunciar ruidos molestos. “Recientemente tuve varios juicios por este tema –comentó el juez Garavano–, que resultaron en condenas. En uno de ellos, el propietario de un lugar muy conocido en Palermo Hollywood, además de incautársele los equipos de audio, fue condenado a hacer un curso sobre contaminación sonora en la Fundación Oír Mejor.” Esto responde “a las novedosas penas que contempla el Código de Convivencia; lo más común es que, además de la multa, se incauten los equipos de sonido”, contó el magistrado.

Otro motivo para recurrir al 0800 puede ser “el hostigamiento, situación que se da con cierta frecuencia entre vecinos: a partir de una situación de enemistad, una persona insulta a otra cuando la ve en la calle, la llama por teléfono; no llega a ser amenaza, pero la molesta. En estos casos, el fiscal contravencional, luego de escuchar a quien efectuó la denuncia, llama al imputado y de ser posible efectúa una audiencia de mediación, que en el 80 por ciento de los casos resuelve el problema”, ejemplificó Garavano.

En la lista de ítem que el Consejo propondrá en la audiencia pública figuran: “Acceso a la Justicia” y “Atención al ciudadano”. Según Garavano, “impulsamos una carta-compromiso con el ciudadano, mediante la cual la Justicia se fije estándares de tiempo y duración de los procesos y normas a cumplir para la atención al público. Ya hay algunos juzgados que sacaron certificados de calidad en estas materias. De todos modos, nuestro programa no exige que se certifique la calidad, sino que se logren estándares de calidad establecidos. Trabajamos con el Programa Nacional de Calidad de la Jefatura de Ministros y con la asistencia técnica del IRAM, que a su vez está fijando estándares de calidad, no ya sólo para productos, sino para servicios”. Para ello, “ya estamos trabajando con ingenieros expertos en procesos administrativos. Es que los abogados no estamos acostumbrados a medir, no entendemos de números: de este modo aprendemos a usar indicadores, obtener estadísticas sobre el funcionamiento de cada juzgado”, señaló Garavano.