Miércoles, 29 de agosto de 2007 | Hoy
Ramón Medina fue condenado a 25 años por el asesinato del joven Pablo Martinoli. El caso deambuló entre juzgados después de una primera autopsia absurda. En julio de 2000, el caso giró. Medina estuvo cinco años y medio prófugo. El fallo fue por unanimidad.
El ex sargento de la Bonaerense Ramón Medina fue condenado ayer a prisión perpetua por el homicidio calificado por alevosía del chico Pablo Martinoli. El juicio estuvo a cargo de los jueces de la Cámara de Apelaciones de Campana, Darío Porta, Daniel Ropolo y Angeles Andreini, y el veredicto fue votado en forma unánime. El caso de gatillo fácil tuvo lugar el 9 de abril de 1997, en la Panamericana, a la altura de Escobar.
El caso Martinoli arrastró el reclamo de justicia de la familia del chico muerto hace una década y el expediente deambuló por diferentes juzgados. Incluso Medina fue liberado luego de que la Justicia tomó como cierta su versión que sostenía que la muerte de Martinoli fue provocada en legítima defensa, cuando el joven intentaba robar el auto del policía.
El crimen ocurrió cuando Martinoli viajaba en un Fiat Duna junto a su amigo Alejandro Malvido por la ruta Panamericana. Al llegar al kilómetro 52, a la altura de Escobar, el Duna fue interceptado por el sargento Medina, quien junto con su hijo acusaron a los dos jóvenes de haber intentado robarle el auto. Ante las amenazas, Martinoli bajó de su auto y corrió por la Panamericana y luego por avenida Los Inmigrantes, donde recibió un disparo en el glúteo y otro en la cabeza y cayó muerto en el lugar. A su vez, Malvido resultó herido, fue detenido por el intento de robo y luego sobreseído, y hace unos años murió en un enfrentamiento con la policía en otro episodio.
Tras la muerte de Martinoli, el sargento Medina fue detenido por orden del juez Rodolfo Boero Mansilla, quien nueve días después lo excarceló con falta de mérito al considerar que el sargento había actuado en legítima defensa.
La causa transitó por varios juzgados y, finalmente, recayó en el juzgado de Raquel Slotolow. La magistrada ordenó realizar una segunda autopsia, siguiendo los reclamos de la querella, que cuestionaba la realización de la primera autopsia, en la que los forenses determinaron que Martinoli había recibido el disparo mortal en la parte posterior del cráneo cuando estaba de espalda a su agresor, lo que coincidía con el relato de legítima defensa de Medina.
Pero la segunda autopsia echó por tierra todas las pretensiones del sargento y transformó el primer dictamen pericial en una especie de vergonzoso manual erróneo de la anatomía forense: en aquella autopsia habían determinado que el disparo había sido por detrás. La segunda, en cambio, determinó que había recibido el disparo mortal en la frente y muy de cerca.
En base a esta autopsia y nuevos testimonios, la jueza Slotolow ordenó en julio de 2000 la prisión preventiva de Medina, quien al conocer la resolución se escapó y permaneció prófugo durante cinco años y medio hasta que fue capturado en febrero de 2006.
Adolfo Tournier, abogado de la familia de Martinoli, sostuvo la ejemplaridad del fallo porque “los jueces dieron por probado que Pablo no se pudo defender y también ordenaron investigar el complot policial para falsear la autopsia”. Durante el juicio, el fiscal Humberto Bottini y la querella habían pedido para Medina la pena máxima porque entendieron que “en ningún momento corrió peligro la vida de Medina y su hijo”, cuando ambos perseguían a Martinoli y a su amigo.
El imputado declaró en la instrucción que había disparado porque los jóvenes lo atacaron a balazos, pero para el fiscal eso fue falso ya que Medina no llamó a las comisarías de la zona hasta después de que mató al joven.
Ayer, durante tres horas, se leyó la sentencia firmada por los tres jueces quienes ordenaron investigar por el encubrimiento del hecho a un grupo de seis peritos que intervinieron en la instrucción del caso.
“Los jueces destacaron la participación alevosa que Medina tuvo en el crimen. Estamos más que conformes, era la pena que quería el fiscal y la familia”, dijo al término del debate María Cristina Colazo, madre de Pablo. Los camaristas aplicaron al condenado una pena con medidas de seguridad, lo que implica que Medina deberá pasar 25 años preso sin que pueda obtener entre tanto ningún beneficio como la libertad condicional o salidas transitorias.
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