SOCIEDAD › CESAR DI GIANO, DE LA UNION ANTITABAQUICA ARGENTINA

“Ahora hay que ir por más”

César Di Giano es el presidente de la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), una de las entidades más preocupadas por el impacto que tiene el tabaquismo sobre la salud de la población. Puesto a hacer un balance sobre la ley “de ambientes libres de humo” de la ciudad de Buenos Aires –es de la única manera que la denomina–, marca que se trató de un éxito en muchos aspectos, aunque pone algunos reparos sobre los niveles de control. Y lejos de mostrarse deslumbrado, enseguida señala que “ahora hay que ir por más: abolir las salas de fumadores y apuntar a la disminución del consumo en la totalidad de la comunidad”, no sólo en la que va a comer afuera.

–¿Cuál es su balance a un año de la puesta en marcha de la ley?

–Fue un logro fundamental, un paso importante que marca un antes y un después, ya que a partir de esta ley no se puede ir para atrás. Todo lo que venga de ahora en más será para adelante. Uno puede observar en la calle que la norma es muy respetada en bares y restaurantes, y hasta se nota un buen nivel de adaptación en detalles como que los que no se pueden aguantar, van afuera de los locales, fuman un cigarrillo y después vuelven. Lo que falta es perfeccionar los controles en ámbitos como los boliches, donde se sigue fumando pese a la norma. Además, se deben profundizar las campañas de difusión para que la población en general consuma menos tabaco, que entienda los problemas de salud que acarrea ese hábito.

–¿Cuáles deberían ser los próximos pasos?

–Tienen que dejar de existir las salas para fumadores, para de esa forma lograr que los ambientes en los espacios de acceso público sean 100 por ciento libres de humo.

–¿Por qué?

–En primer lugar, porque son más saludables. Los lugares con salones para fumadores tienen que estar perfectamente aislados y separados, y eso es muy difícil que se cumpla. Además, los empleados que deben trabajar en esos sectores sufren un perjuicio muy grande sobre su salud, ya que como fumadores pasivos respiran no sólo nicotina, sino también las 50 sustancias cancerígenas que tiene el humo exhalado por otros. Por más que el lugar tenga sistemas de renovación de aire, está demostrado que no pueden limpiarlo del todo de los residuos del tabaco.

–Hay argumentos que sostienen que la prohibición vulnera el derecho privado de cada uno a hacer con su salud lo que quiera...

–Por el contrario, nadie quiere atacar al fumador, nadie quiere agredir el derecho individual. Pero el derecho individual no puede sostenerse por sobre el colectivo. La idea no es prohibir que se fume, sino no permitir que se lo haga a costa de la salud del que está al lado, que también tiene el derecho de querer evitar que se perjudique su salud. Esto ya no se discute en los países adelantados en esta materia y tampoco debería plantearse aquí.

Entrevista: E. M. R.

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