Castro publicó hoy un nuevo artículo en la prensa cubana en el que no hizo comentarios sobre su estado de salud ni sus posibilidades de retomar el poder en la isla, aunque insistió en sus "reflexiones" sobre la coyuntura internacional, en este caso bajo el título "Las ideas no se matan".

En ese marco, reiteró la necesidad de que el dinero y las vidas que se pierden en la Guerra de Irak se utilicen para la formación de médicos, reiteró su oposición a los biocombustibles y criticó a Bush por haber dicho recientemente: "Yo soy un presidente de línea dura y sólo espero la muerte de Castro".

"No soy el primero ni sería el último que Bush ordenó privar de la vida, o de los que se propone seguir matando de forma individual o masiva", afirmó Castro en el nuevo escrito.

En su texto, el veterano líder rescató la frase de un militar de las fuerzas del ex dictador Fulgencio Batista que, de alguna manera, lo salvó de ser asesinado.

"'Las ideas no se matan', exclamó con fuerza Sarría, un teniente negro, jefe de la patrulla del ejército de Batista, que nos hizo prisioneros después del intento de ocupar el Cuartel Moncada (en 1953) mientras dormíamos tres de nosotros en una pequeña choza de las montañas, agotados por el esfuerzo para romper el cerco. Los soldados, llenos de odio y adrenalina, apuntaban hacia mí aún sin haberme identificado", reseñó Fidel.

"'Las ideas no se matan', continuó repitiendo, ya casi en voz baja, automáticamente, el teniente negro. Aquellas magníficas palabras se las dedico a usted, señor W. Bush", añadió Castro, según la transcripción hecha por la cubana Agencia de Información Nacional (AIN).

La autoría de esa frase -que en Argentina suele atribuirse a Sarmiento, quien la escribió en 1872 en San Juan, camino a su destierro en Chile- se adjudica al Conde de Volney, un fracés cuyo verdadero nombre era Constantin Francois Chassebeuf.

Sarmiento esculpió en una roca, en la Quebrada del Zonda, "On ne tue point les idees", cuya traducción del francés es, precisamente, "Las ideas no se matan".

En otro orden, el líder caribeño afirmó que con "los 100 mil millones de dólares que, en un solo año, caen en manos de Bush para seguir sembrando luto en hogares iraquíes y norteamericanos", se puede formar 999.990 médicos, que "podrían atender a dos mil millones de personas que hoy no reciben servicio médico alguno".

"Más de 600 mil personas han perdido la vida en Irak y más de dos millones se han visto obligadas a emigrar desde la invasión norteamericana", añadió.

Consideró además que "en los propios Estados Unidos, alrededor de 50 millones de personas carecen de seguro médico. La ley ciega del mercado rige la prestación de ese vital servicio, y los precios se vuelven inaccesibles para muchas personas aun dentro de los países desarrollados".

"Los países que tienen menor desarrollo y más enfermedades disponen de menos médicos: uno por cada 5 mil, 10 mil, 15 mil, 20 mil o más habitantes", lamentó el comandante.

Añadió entonces que las nuevas enfermedades, como el sida, avanzan con rapidez en los países pobres, donde los medicamentos paliativos pueden costar "cinco mil, diez mil o hasta quince mil dólares cada año".

"Son cifras de fantasía para la gran mayoría de los países del Tercer Mundo. Los pocos hospitales públicos se saturan de enfermos, que mueren amontonados como animales bajo el azote de una epidemia repentina", enfatizó.

Castro entregó el poder por primera vez en medio siglo de gobierno a su hermano Raúl a mediados del año pasado para ser sometido a una intervención quirúrgica de intestinos.

Desde entonces sólo se lo pudo ver por videos o fotos, pero en un artículo anterior comentó -por primera vez- que la operación había sido complicada y su recuperación, muy lenta.