Domingo, 6 de abril de 2008 | Hoy
DEPORTES › BANFIELD LE CERRO BIEN LOS CAMINOS Y SE LLEVO UN EMPATE VALIOSO
El equipo de Carlos Ischia, que volvió a jugar con varios suplentes, lleva ya dos fechas consecutivas sin victorias y parece aflojar su lucha en el torneo Clausura. Los del sur arrancaron bien pero se quedaron en el final.
En época de piquetes, el vallado humano que construyó Banfield fue un obstáculo incómodo para que Boca no encontrara los caminos a la victoria y a lo más alto del campeonato. En el primer tiempo el equipo de Ischia utilizó un mapa raro para llegar hacia Lucchetti y los de Jerez, bien compactos, golpearon en el momento justo y pasaron a ganar 1-0 con un tanto de Luciano Civelli. En la segunda parte, el técnico de Boca hizo los cambios justos, retomó el viejo camino, con el mapa que Boca mejor conoce, y llegó al merecido empate con el aporte de su inoxidable líder Martín Palermo. Lo pudo haber ganado, con un zurdazo de Dátolo, con un par de remates de Boselli o con otro cabezazo del goleador. Pero también lo pudo haber perdido con un penal que Laverni no vio de Cáceres a Cvitanich.
Con el correr de los minutos lo que parecía un esquema defensivo de Jerez se fue convirtiendo en uno inteligente. Banfield plantó un verdadero piquete en La Boca: con Quinteros, como líder, apenas delante de la línea de cuatro defensores, esperando al enemigo; con Santana como encargado de ir infiltrándose de a poco en campo ajeno; con Patiño suelto, tratando de aprovechar algún descuido en los que custodiaban a Caranta y con Cvitanich solo arriba aprovechando su racha en la que todo lo que intenta le sale bien. En este contexto había blindado los caminos hacia Lucchetti y aprovechó su chance con un zurdazo cruzado de Civelli entrando por el costado izquierdo tras un buen desborde de Cvitanich a Alvaro González. Boca estaba confundido. Sin un enlace que marcara el rumbo y con los espacios tapados por camisetas verdes y blancas, buscó caminos alternativos. Neri Cardozo por momentos fue la colectora que necesitaba para, por lo menos, comenzar a entrarle a Banfield. A veces lo fue Boselli, que pivoteó muy bien y fue prolijo en las descargas. Pero finalmente Ischia recurrió al viejo mapa: Gracián y Battaglia a la cancha para el segundo tiempo. No había funcionado esa especie de tercer delantero que intentó ser Castromán y el enganche era la fórmula que tan bien le hace a Boca. Con Riquelme en la boca del túnel, Gracián tomó el volante y marcó el camino para acorralar a Banfield, que empezaba a mostrar huecos.
Y fue con su fórmula ideal, con ese camino que ya recorre con los ojos cerrados, que llegó el empate a esa altura merecido. El uruguayo González, de flojo partido, desbordó por derecha y tiró el centro al segundo palo para Palermo, que saltó el doble que su marcador y con un cabezazo bombeado al ángulo izquierdo de Lucchetti anotó la igualdad. El empate no rompió el vallado visitante pero sí lo descolocó. Banfield ya no era tan sólido y Boca, acompañado por su gente, se lo llevó puesto y casi lo gana con un derechazo de Boselli, un cabezazo de Palermo y la más clara: un zurdazo de Dátolo, solo en el punto penal, que se fue muy alto. Al final, la igualdad les dejó sabor a poco a los locales.
Comentario: Mariano Verrina.
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