Domingo, 6 de abril de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Humberto Tumini *
Se levantó finalmente el paro agrario. Después de más de veinte días de cortes de rutas que conllevaron infinidad de problemas para la enorme mayoría de la sociedad –en particular para los más humildes, que debieron gastar una parte importante de sus limitados ingresos en alimentos encarecidos por el desabastecimiento– las cuatro entidades del campo que llamaron al lockout decidieron suspender la medida. Si bien en los discursos de la dirigencia agraria permanentemente se mencionaron cuestiones como la lechería, la producción ganadera y triguera, lo cierto es que la confrontación se llevó adelante esencialmente en contra de las retenciones móviles a la soja, que el Gobierno implementó el 11 de marzo. Eso quedó mucho más patentizado luego de las medidas complementarias que anunció el Ministerio de Economía el pasado viernes 28, con beneficios para los pequeños y medianos productores.
No es mucho lo que hay para agregar a lo que ya hemos expresado abundantemente en estos conflictivos días. Pero no es malo reiterar algunas cosas. En particular, que estuvimos y estamos absolutamente de acuerdo con el Gobierno en dos cuestiones fundamentales: que haya decidido poner retenciones móviles a las exportaciones de soja, y que más tarde se mantuviera firme en defenderlas y sostenerlas, explicando a la sociedad las razones que tenía para ello y convocando al pueblo a la Plaza en su apoyo.
Como también hemos dicho en su momento, ese impuesto tiene por sobre todo tres objetivos que reivindicamos totalmente: redistribuir la riqueza –no alcanza por sí solo, pero es requisito necesario e imprescindible para ello–; ponerles un techo a los precios de los alimentos de primera necesidad para que sean accesibles a los ciudadanos de menores ingresos, y contener la sojización de nuestro campo, en defensa de los suelos y la diversidad productiva allí.
Defenderlo entonces con toda decisión no sólo era una cuestión económica puntual o del modelo productivo de país que se busca, sino que es una cuestión política. Pocas dudas caben que detrás de la reivindicación concreta sobre la que se desarrolló el conflicto aparecía la mano de la derecha argentina en todas sus variantes, buscando el desgaste del Gobierno. Por cierto, no con la intención de ir hacia un país mejor, sino orientada a la búsqueda de reinstalar la idea de las supuestas bondades del mercado –y de los gobernantes que lo defienden–, que tan bien conocimos en el pasado reciente.
Es por ello que Libres del Sur participó activamente en todo este proceso. Tanto en el debate de ideas que se extendió en la sociedad, como en la movilización en calles y plazas. Nosotros, y disculpen si parece soberbio, no solemos confundirnos respecto de dónde están contemplados los intereses populares, aunque la mano venga barajada con complejidades, cuestiones difusas, discutibles y muchos grises.
Parece que no sucede lo mismo con otras dirigencias. No vamos a referirnos en esto a la mayoría de las de la izquierda, cuyo patetismo pidiendo “reforma agraria” y apoyando al mismo tiempo el paro contra las retenciones a la soja y las cacerolas de la “gente bien” ha sido tremendo. No, lo realmente preocupante es la postura que tomó la Federación Agraria. Entendemos perfectamente la presión que han tenido de una parte de sus asociados, que producen soja y en muchos casos han logrado salir de la crisis de los noventa a través de ese cultivo. Como también de la falta de respuesta del Gobierno a muchas de sus justas demandas. Saben ellos que siempre los hemos acompañado en esto. Pero eso es una cosa, y otra la responsabilidad que deben tener los dirigentes sociales y políticos del campo popular. Para defender sus justos reclamos no pueden atacar una medida como las retenciones a la soja, que ellos saben perfectamente tiene un profundo contenido progresista. Mucho menos hacerlo en alianza con enemigos jurados de todo el pueblo argentino, pequeños y medianos productores incluidos, como la Sociedad Rural y Carbap. Reaccionarios y golpistas como pocos. Y a uno lo embargaba la tristeza y la preocupación al escuchar en la asamblea de Gualeguaychú que levantó el paro, cómo las bases y la dirigencia de la Federación Agraria cantaban “unidad, unidad” con ellos.
También debemos decir que esto que ha sucedido, y que seguramente no ha terminado aquí, tendría que ser un poderoso llamado de atención para el Gobierno. Como dijo Horacio Verbitsky en Página/12, es inexplicable que las medidas complementarias a favor del 80 por ciento de los productores de menor volumen que se anunciaron el 28 de marzo no se hubieran explicitado al mismo momento que las retenciones móviles. Así se hubiera impedido o al menos dificultado que los sectores más concentrados del agro arrastraran a aquéllos en la defensa de sus intereses. O mejor dicho, no es inexplicable, sino que nace de un sostenido error, económico y político, de cinco años a la fecha, de no tener adecuadamente en cuenta al pequeño y mediano productor agropecuario, sostén objetivo del modelo de país que propugnamos. ¿Cómo es posible, entre otras cosas, que la Subsecretaría de Asuntos Agrarios Familiares, cuya creación fue informada públicamente por Javier de Urquiza en octubre pasado, en Parque Norte, en el congreso de la FAA al que asistimos, seis meses después no tiene ninguna materialización concreta? ¿Cómo puede ser, además, que recién ahora se advierta a toda la sociedad respecto de los riesgos de una excesiva extensión del plantío de la soja, que empobrecería nuestros suelos, desplazaría a otros cultivos y producciones agrarias indispensables, y favorecería, como lo viene haciendo cada vez más, la pérdida de nuestros bosques nativos por la creciente deforestación? ¿Cuál es la razón por la que se tiene de aliado importante, entre otros, al senador por Córdoba Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza? ¿O al ex gobernador de Salta Juan Carlos Romero, hoy vicepresidente de la Cámara de Senadores, principal promotor en su provincia de los desmontes para las plantaciones extensivas de soja? ¿De qué lado estuvieron estos dirigentes en el conflicto con el campo donde, como dijo nuestra Presidenta, estaba en debate el modelo de país que queremos?
Es muy importante que reflexionemos alrededor de todas estas cosas, de manera tal de que no nos debiliten el Proyecto Nacional que con tanto esfuerzo seguimos poniendo en pie.
* Movimiento Libres del Sur.
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