Lanús y Estudiantes están en otra sintonía. Con la cabeza en la Libertadores, los dos parecen jugar en el Clausura sólo para cumplir. Por eso, anoche protagonizaron un flojo partido que terminó en un pálido 0-0 que no les aporta demasiado.

El encuentro arrancó con ritmo y con llegadas frente a los dos arcos. Primero Menéndez no alcanzó a conectar por el segundo palo un cabezazo hacia el medio de Erramuspe. Y casi de inmediato, Marchesín debió esforzarse para taparle el gol a Morales Neumann en un mano a mano. Sin embargo, con lo que siguió, ese comienzo movido se trató de un espejismo. Es que con el correr de los minutos, las situaciones de peligro comenzaron a escasear, al tiempo que aumentaban las imprecisiones y las faltas.

Ante ese panorama, lo único que rompió la monotonía fue un tremendo zurdazo de Lugo que rebotó en el palo izquierdo, cuando Albil ya no tenía ninguna chance. ¿Una pintura del juego? A Faraoni se le acabó el aerosol: había más interrupciones que fútbol. Por eso, la otra gran chance del partido llegó a partir de un grosero error de Pizarro, que le regaló la pelota a Boselli. Sin egoísmos, el goleador habilitó a Leandro González, que definió mal ante el correcto achique de Marchesín. Así se fue muriendo el partido, con un empate que le cayó perfecto a lo que fue el juego.