¿Pensó en hacer algún contacto con Agremiados a pesar de que la AFA y el gremio no los consideran futbolistas profesionales?

–No intenté nada por esa razón. Tengo entendido de que no les interesa mucho el tema de los jugadores de la D.

–¿Por qué lo dice?

–Porque es algo injusto. A mí, cuando me preguntan qué hago, digo: soy jugador de fútbol. Pero ellos te hacen sentir que uno juega a la pelota y nada más. Me parece que nosotros deberíamos gozar de los mismos derechos que tienen todos. Yo conozco a jugadores que hoy están en Primera o en el Nacional B y se les dan un montón de posibilidades o de ventajas que a mí no. Para que mi hija sea atendida por una obra social, le agradezco a Dios que mi señora tenga un trabajo en blanco; si no, yo no podría pagar una obra social.

–¿Qué debería hacerse para proteger a los jugadores de la C y de la D, que no están amparados gremialmente porque sus clubes no practican fútbol profesional? ¿Alguna vez habló del tema con otros colegas?

–Sí, después de este problema me llamaron algunos jugadores. Me habló Federico Quintana, que juega en Berazategui y que también vivió algo parecido a lo que me pasó. El se quería ir de Alem y cuando se enteraron algunos barras lo fueron a apretar y lo golpearon. Fue a hablar a Futbolistas Agremiados y no le dieron mucha importancia. Me decía que sería bueno que uno o dos jugadores de la D se junten y vayan al gremio para conversar y pedir un poco de apoyo. Pero por lo que estuve averiguando, mientras la C y la D sigan sin contrato, no hay forma de hacer nada.

–O sea, ¿ustedes cobran nada más que viáticos?

–Tal cual, pero habría que buscar la manera de hacer algún contrato de trabajo. Porque tengo que entrenar y si no voy me echan del club. La intención sería de que todo esto mejore y encontrar la solución rápidamente.