Sábado, 6 de septiembre de 2008 | Hoy
ECONOMíA › LOS PROBLEMAS EN ESTADOS UNIDOS AFECTARON LAS COTIZACIONES EN LAS PRINCIPALES PLAZAS. BUENOS AIRES NO PUDO ESCAPAR
El anuncio del pago de la deuda al Club de París coincidió con una semana de fuertes caídas a nivel internacional. Estuvieron motivadas por una sucesión de datos económicos negativos de la principal potencia mundial. Aquí el dólar terminó a 3,06 pesos.
Por Cristian Carrillo
Los mercados mundiales se aprestaban desde temprano a cerrar la semana con otra jornada negra, pero sobre el final se recuperaron con fuerza y algunos terminaron en terreno positivo. La bolsa porteña no tuvo una rápida reacción y acumuló un nuevo retroceso de casi uno por ciento, en tanto los bonos finalizaron levemente abajo. Los más castigados fueron los índices accionarios europeos que operan con un día de rezago sobre Wall Street. A las cifras de pedido de subsidios por desempleo divulgados el jueves por el Departamento de Trabajo estadounidense se sumó ayer el dato de desocupación: 6,1 por ciento en agosto, su mayor nivel en 5 años. En la plaza cambiaria local, la presión compradora siguió sobre el dólar. Al público, la divisa finalizó sin cambios, a 3,06 pesos, aunque en la semana sumó otro centavo. El stock de reservas tras la intervención fue de 47.010 millones de dólares.
En el mercado porteño, las acciones cerraron en baja, y totalizaron unos 1678 puntos, con un volumen negociado de 52 millones pesos. El desempeño estuvo en línea con la tendencia internacional e impulsada por uno de los dos papeles de mayor ponderación en el índice, Tenaris, que se hundió 3,7 por ciento. En segunda línea se encolumnaron Comercial del Plata, con una caída de 2,2 por ciento; Petrobras Energía Participaciones, 2,1; y Quickfood, 1,9. De esta manera, el termómetro de las empresas de mayor movimiento se despidió con una pérdida neta de 5,6 por ciento respecto de los niveles de siete días atrás. Los volúmenes siguieron bajos: se operó unos 51,5 millones de pesos. En materia de renta fija, se registraron operaciones por 945 millones de pesos, con resultados mixtos entre los instrumentos. Los bonos con mejores rendimientos fueron los Boden 2015, que subieron 0,7 por ciento, mientras que los más perjudicados estuvieron entre los Boden 2014 y el cupón PBI en dólares, que rescindieron 1 y 3,8 por ciento respectivamente. Como resultado, la medición del riesgo país se mantuvo en 720 unidades.
El dólar permaneció ayer inmóvil al público, en 3,06 pesos, gracias a la intervención del Central operando sostenidamente en el segmento de futuros. El precio mayorista se mantuvo en los últimos tres días para despedir el viernes en 3,04 pesos. No bien iniciada la jornada, el billete mayorista se acomodó en 3,0425 pesos por unidad y luego las ventas de la autoridad monetaria en los plazos cortos y medianos de los mercados a futuros terminaron estimulando el desarme de posiciones. La plaza cambiaria movilizó 523 millones de dólares, de los cuales 305 millones pasaron por el Siopel y los restantes 218 millones vía Mercado Electrónico. Los responsables de las mesas de cambio coincidieron en que la rueda se mantuvo ajena al malestar global de los mercados.
En cuanto a las noticias económicas que ensombrecieron el panorama durante la semana, se conocieron ayer las cifras de puestos de trabajo no agrícolas, que disminuyeron en 84.000 durante el mes de agosto. De esta manera, agosto deja al empleo estadounidense con su octava caída consecutiva. Otra serie de descensos en la construcción y las manufacturas provocaron una nueva caída en la producción de bienes. A todo esto se sumó que la tasa de desempleo aumentó inesperadamente a 6,1 por ciento, mostrando su mayor nivel en casi cinco años, mientras el mercado esperaba que permaneciera sin cambios, en 5,7. “El inesperado aumento en la tasa de desempleo destaca cómo el continuo deterioro del mercado inmobiliario está enfriando el crecimiento económico, y muy probablemente obligará a la Fed a mantener las tasas de interés por un tiempo prolongado”, proyecta un informe de Capital Markets.
La situación tuvo entonces un fuerte impacto en el resto de los mercados internacionales y en el precio de los commodities energéticos y alimentarios que, ante la posibilidad de una menor demanda de la principal economía del mundo, comenzaron la retirada. Los precios del petróleo terminaron con una caída neta en el New York Mercantile Exchange, donde el barril de West Texas Intermediate para entrega en octubre cerró en 106,2 dólares y una baja de 1,65 dólares en relación con el jueves. En la semana descendió casi diez dólares. Más temprano las bolsas europeas habían cerrado con fuertes pérdidas y concluyeron su peor semana en más de cinco años. El mercado de Londres cayó 2,3 por ciento y en París el rojo alcanzó a 2,5, con la peor performance en Madrid, con una diferencia negativa de 3 por ciento. En la región, la plaza de San Pablo, que operó la mayor parte de la jornada en baja, se recuperó sobre el final y su principal indicador, Bovespa, culminó con un alza de uno por ciento.
Los papeles que más volatilidad mostraron en el mundo fueron nuevamente los ligados a los vaivenes de los precios de los commodities. La razón, en particular de estas especies, respondió a un informe del Morgan Stanley que afirmaba “que más allá de una posible recesión mundial, la gente no va a dejar de comer”. La frase, obvia para muchos, se convirtió en una premisa para los inversores, demasiado concentrados en la especulación para reconocer que esas acciones estaban “sobrevendidas”. Es así que de la mano de algunas compras puntuales, pudo recuperarse el mercado, mientras que el resto, como siempre, acompañó la manada. “La gente vende cuando baja y compra cuando sube, todo al revés”, dijo a Páginai12 Mariana Diehl, analista de mercados internacionales para Puente Hnos.
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