Sábado, 6 de septiembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › LLEVAN A ETCHECOLATZ AL FAVALORO
El Sanatorio Güemes lo rechazó como paciente. Ordenaron que el Servicio Penitenciario no se aparte de su cama.
Por Adriana Meyer
El represor Miguel Etchecolatz quiso salir de la cárcel para hacerse unos estudios médicos. Los jueces federales Arnaldo Corazza y Carlos Rozanski se opusieron y le rechazaron un hábeas corpus, pero el ex comisario, que cumple su condena a prisión perpetua en Marcos Paz, apeló ante la Cámara Federal y consiguió autorización para que el Servicio Penitenciario lo trasladara a la Fundación Favaloro, donde estará por tres días para hacerse exámenes médicos.
Con el objetivo de someterse a una serie de estudios cardíacos, Etchecolatz solicitó ser trasladado desde el penal de Marcos Paz al Sanatorio Güemes, y exigió que lo autoricen a permanecer internado. El juez hizo una consulta médica y le dijeron que los exámenes en cuestión no eran urgentes ni requerían internación, que podían hacerse en forma ambulatoria. Corazza, que lo tiene como imputado en la causa Camps, rechazó su pretensión y el hábeas corpus que había presentado, y lo mismo hizo el juez Rozanski, presidente del Tribunal Oral que lo condenó en septiembre de 2006 por delitos cometidos en el marco de un genocidio. Los funcionarios judiciales comprobaron en casos anteriores el revuelo que provoca la noticia del traslado de represores a cualquier centro asistencial. En el caso específico de Etchecolatz, sostienen que no será un “paciente” fácil, por su carácter y su propensión a seguir dando órdenes.
El represor estaba empeñado en salir de Marcos Paz, de modo que su defensora apeló ante la Cámara Federal de La Plata. Ayer, los camaristas Leopoldo Schiffrin y Julio Reboredo revocaron la resolución denegatoria de Corazza y Rozanski, y accedieron a que el reo viaje a la ciudad de Buenos Aires para ser internado en el Instituto de la Fundación Favaloro. Según pudo reconstruir este diario, el Sanatorio Güemes se había negado a recibirlo porque “le traería trastornos”. De hecho, en un caso similar sus empleados llegaron a hacer una manifestación pública en rechazo a que internen allí a represores.
Los camaristas aceptaron el pedido de Etchecolatz porque tuvieron en cuenta la información que les dieron los médicos del Servicio Penitenciario Federal (SPF), que estableció que los estudios eran varios y de una complejidad que excedía la capacidad técnica de los equipos que tienen en la cárcel. Si bien admitieron que podían ser realizados en forma ambulatoria, destacaron que sería “aconsejable” una breve internación. Fue así que Schiffrin y Reboredo le dieron permiso al represor para que permanezca tres días internado en el Instituto Favaloro, con la opción a que el juez lo autorice por otras tres jornadas.
Al cierre de esta edición, faltaba que la obra social IOMA se hiciera cargo del costo de todo el operativo. Así fue y cerca de las 20.30 el represor ya viajaba hacia Capital. La orden de los camaristas fue que Etchecolatz cuente con “custodia a la vista”, es decir, que dos agentes del SPF no se muevan de al lado de su cama. Según informan los médicos del penal, el ex comisario tiene frecuentes lipotimias y dificultades de audición, que estarían derivadas de un “cuadro cardiológico”. Al momento de evaluar la situación, los camaristas tuvieron en cuenta que la realización de los estudios habría implicado varios traslados en sucesivos días, lo cual habría sido perjudicial para su salud y un trastorno mayor para el SPF.
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