Los últimos números de la construcción confirman la desaceleración que evidencia el sector desde principios de año. Según el Indec, en julio, creció sólo 3,6 por ciento en relación con igual mes del año pasado, pero cayó 1 por ciento respecto de junio, en términos desestacionalizados. Así, durante los primeros siete meses del año, la construcción acumula una suba del 4,3 por ciento, muy por debajo del crecimiento del orden del 20 por ciento que mostraba durante la primera mitad del año pasado.

De acuerdo con las cifras oficiales, la actividad de la construcción empezó a perder impulso durante los primeros meses de este año, cuando se alejó de las tasas de crecimiento de dos dígitos, para rondar un módico 5 por ciento. Sin embargo, el piso llegó en abril, cerrando el primer cuatrimestre con un alza de apenas 3,3 por ciento. En el Ministerio de Economía atribuyeron la notable desaceleración a las lluvias, que restó días hábiles a las obras. Pero lo cierto es que si bien desde entonces se produjo una leve recuperación, los tiempos del boom parecieron quedar definitivamente atrás.

Curiosamente, en julio, por segundo mes consecutivo, el Indec eliminó del comunicado de prensa la encuesta de expectativas del sector, por lo que no hay forma para evaluar el comportamiento esperado de los empresarios para los últimos meses del año. Pero la crisis financiera internacional que estalló hace poco más de un mes podría significar un golpe adicional para la construcción, que recién se reflejaría en las estadísticas de agosto. Según los expertos, la crisis retraería el crédito hipotecario, en un momento en el que ante la abundante oferta construida en los últimos dos años, el precio de las propiedades encontraría, en el mejor de los casos, un techo. El otro factor que incide negativamente es el fuerte aumento en el costo de la construcción (materiales y mano de obra) que supera el 20 por ciento anual.

En cuanto a los insumos, los datos del Indec muestran valores dispares en la comparación con julio del año pasado, con subas de 12,6 por ciento en cemento, 6,3 por ciento en hierro redondo y 1,2 por ciento en asfaltos; y bajas de 5 por ciento en pinturas y de 3,2 por ciento en ladrillos huecos. Así, mientras los insumos con producción en alza están estrechamente ligados a la obra pública, los que experimentaron caídas se utilizan mayoritariamente en las obras privadas.