Viernes, 11 de junio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › LA FISCALIA GENERAL DE HONDURAS LE RECLAMO QUE PRESENTARA PRUEBAS
Intrigas palaciegas, una prueba de su propia medicina o simple juego político. Esas eran las interpretaciones que se barajaban ayer en Honduras después de que el presidente Porfirio Lobo denunciara un nuevo golpe de Estado en ciernes, esta vez contra él. Mientras desde la Resistencia desecharon las advertencias de Lobo sin darle demasiada importancia, la Fiscalía General le cantó retruco al mandatario. Le reclamaron que presentara pruebas antes de hablar y recordaron que hacía sólo unos días la oposición liberal lo había acusado a él, el presidente, de complotar contra el presidente de la Corte Suprema, uno de los referentes del ala más conservadora de los golpistas que gobernaron durante la segunda mitad de 2009 y uno de los hombres que más resiste la vuelta de Manuel Zelaya, el presidente derrocado el 28 de junio pasado.
El martes el presidente hondureño, elegido bajo la protección de la dictadura cívico-militar dirigida por Roberto Micheletti, había denunciado un clima de golpe en su contra. “Quieren fregar al presidente de la República, pero los tengo a todos ubicaditos; sé quiénes son, tengo toda la información”, dijo, ante la sorpresa de los que lo escuchaban. Las reacciones no tardaron en escucharse. El primero en contraatacar fue el asesor legal del Ministerio Público (Fiscalía), Rigoberto Espinal Irías. “Si el presidente tiene pruebas que las ponga en manos de la autoridad competente para que lo investigue. El decir ‘yo sé quiénes son, pero no digo quiénes son’, eso es muy perjudicial para la vida nacional”, se quejó ayer.
El funcionario dejó bien en claro que no toma muy en serio las denuncias de Lobo. Con un tono irónico y una media sonrisa, recordó que el presidente está por partir hacia el Mundial de Fútbol en Sudáfrica. “Extraña cuando tiene temor de un fenómeno grande que nos afecta a todos, Honduras necesita paz, tranquilidad”, aseguró.
Desde el Palacio de Gobierno no respondieron, pero la Guardia Presidencial informó a la prensa que habían redoblado la seguridad. Lobo se mantuvo alejado de los periodistas durante todo el día y a la tarde se encerró en su oficina para una “reunión de emergencia” con el embajador norteamericano, Hugo Llorens, según la definieron funcionarios del Ejecutivo hondureño. No se informaron los temas que se discutieron.
Mientras tanto, desde el Congreso, el titular Juan Orlando Hernández fue el único que respaldó abiertamente a Lobo. “A esos sectores a los que se refiere el presidente también yo les digo que entiendan que no son los tiempos de antes, que este país tiene que cambiar”, aseguró.
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