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El Europarlamento debatirá el próximo martes en sesión plenaria la situación de los gitanos en Europa, como consecuencia de la política de repatriación que está aplicando Francia, anunció ayer su presidente, Jerzy Buzek, dando cuenta de la “preocupación” de los legisladores.

“El Parlamento Europeo debatirá sobre esta compleja cuestión. Los diputados están preocupados por la situación de los gitanos en determinados Estados miembros” de la Unión Europea (UE), dijo Buzek, evitando citar a Francia.

El gobierno del presidente conservador Nicolas Sarkozy endureció su política hacia los gitanos, con la repatriación de casi un millar de ellos desde julio a Rumania y Bulgaria, sus países de origen, haciendo oídos sordos al aluvión de críticas internas y extranjeras que suscitó.

“Todos los ciudadanos europeos tienen los mismos derechos en el seno de la UE. Nadie puede ser expulsado de un país simplemente porque pertenece a la minoría gitana”, subrayó Buzek en un comunicado, al anunciar el debate que se celebrará en sesión plenaria en la sede del Europarlamento, en Estrasburgo (Francia).

La ONU y la Iglesia Católica ya expresaron abiertamente su inquietud por estas repatriaciones –por las que los gitanos que se avienen reciben una suma económica– y que muchos ven como una campaña de expulsión. Ahora los temores ganan terreno en el seno del bloque. El ministro de Inmigración francés, Eric Besson, viajó el martes a Bruselas para defender ante la Comisión Europea la legalidad de esta política y una nueva reunión a nivel técnico tendrá lugar el viernes entre altos funcionarios franceses y comunitarios. La Comisión duda del carácter voluntario de la operación y quiere asegurarse de que los gitanos repatriados puedan volver a Francia si lo desean, en virtud de la libertad de circulación de la que gozan los ciudadanos europeos.