Jueves, 12 de octubre de 2006 | Hoy
La cifra publicada por la prestigiosa revista científica inglesa The Lancet es 20 veces mayor que la dada a conocer por el gobierno norteamericano. Se basa en sondeos realizados por las universidades Johns Hopkins y de Bagdad. Bush intentó desmentirlo.
Unos 655.000 civiles iraquíes –el 2,5 por ciento de la población– han muerto desde la invasión estadounidense al país árabe en marzo de 2003. Así lo indicó un estudio independiente realizado por expertos norteamericanos y de la universidad de Bagdad, publicado por la revista médica británica The Lancet. El informe fue calificado de “exagerado” por el presidente norteamericano George W. Bush y el gobierno iraquí. The Washington Post señaló que se trata de una cifra 20 veces mayor que la de 30.000 muertes de civiles iraquíes que Bush citó en un discurso de diciembre pasado y más de 10 veces los 50.000 muertos civiles que ha contabilizado el grupo de investigación británico Iraq Body Count.
Un equipo dirigido por Gilbert Burnham, de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos), hizo una estimación de los fallecimientos durante el período posterior al inicio de la invasión, entre marzo de 2003 y junio de 2006, y comparó tales datos con la mortalidad previa a la ofensiva, entre enero de 2002 y enero de 2003. En el estudio, publicado en Internet por la prestigiosa revista The Lancet, los investigadores seleccionaron al azar 47 lugares en todo el país, que incluían 1849 hogares y 12.801 personas.
Los expertos interrogaron a los dueños de la casa sobre los nacimientos, las muertes y las migraciones. Además les preguntaron si se había producido alguna muerte desde enero de 2002 y, en ese caso, pidieron ver el certificado de defunción para registrar la causa. De las 629 muertes registradas, 547, es decir el 87 por ciento, se habían producido desde la invasión estadounidense. Extrapolando dichos resultados a escala nacional, el estudio concluye que desde marzo de 2003 se han producido 654.965 muertes prematuras en Irak. Unas 601.000 personas perecieron de forma violenta y la mitad de dichas muertes se produjo con armas de fuego. “Las armas de fuego siguen siendo la causa de muerte más común, aunque los fallecimientos debidos a coches bomba han aumentado”, señala el estudio.
Los investigadores indicaron incluso que los muertos podrían ser más de los contabilizados por el estudio. “Algunas familias, sobre todo las que cuentan con combatientes muertos, podrían haber ocultado dichas muertes (...) Hay familias que podrían haber sido exterminadas por completo, lo que puede haber sesgado la investigación”, añade el informe.
Uno de los primeros en reaccionar fue el propio presidente estadounidense. “No es un informe creíble, como tampoco lo creen el general George Casey (comandante de las fuerzas multinacionales en Irak), y los funcionarios iraquíes”, declaró Bush en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. Pese a su incredulidad, el presidente estadounidense reconoció que se viven tiempos difíciles en el país del Golfo. “Comprendo que los estadounidenses contemplan actos de violencia despreciables en televisión, y que atravesamos un período difícil en Irak”, afirmó.
A pesar de todo, Bush reiteró que no tiene planeado retirarse del país. Todo lo contrario. La difusión del estudio coincide con la decisión del Ejército estadounidense de mantener el actual nivel de tropas en Irak, un total de 15 brigadas (150.000 soldados), hasta el 2010. “Los desafíos son difíciles, no podrían ser más importantes. Si abandonáramos ese país antes de que los iraquíes puedan defender su joven democracia, los terroristas tomarían el control de Irak y establecerían un refugio desde el cual lanzar ataques contra Estados Unidos”, agregó el mandatario, para justificar el mantenimiento de las tropas en el país árabe. Quien también coincidió en que la situación en Irak es alarmante fue el coordinador de ayuda de la ONU, Jan Egeland. “La violencia en Irak se encuentra completamente fuera de control”, manifestó ayer en Ginebra. “Para la población civil, la situación en los pasados ocho meses ha empeorado de forma alarmante”, agregó Egeland el diplomático.
Sin embargo, y al igual que Estados Unidos, el gobierno de Irak desmintió los datos del informe publicado por The Lancet. “Esta cifra, sin relación con la realidad, es exagerada”, declaró el portavoz del gobierno, Ali Debbagh. “Es una cifra que desafía la realidad más evidente”, afirmó. Debbagh hizo además un llamamiento a las instituciones de investigación para que “adopten criterios precisos y transparentes, sobre todo cuando se trata de cifras de víctimas”.
Los demócratas aprovecharon la oportunidad para criticar, una vez más, la guerra de Irak. El senador demócrata Edward Kennedy indicó en un comunicado que los resultados del estudio son “escalofriantes” y un “recuerdo sombrío del inaceptable alto costo humano de esta guerra”. El informe se publica cuando las encuestas dan ventaja a la oposición demócrata en las elecciones legislativas del 7 noviembre debido a la preocupación popular por la marcha de la guerra, entre otras razones.
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