Domingo, 19 de agosto de 2007 | Hoy
Millones de personas necesitan atención médica urgente, pero la crisis de inseguridad y los bajos salarios hacen que cada vez menos trabajadores de la salud acepten puestos en Irak. Caen los indicadores de salud y casi no hay docentes de medicina en las universidades iraquíes.
Por Kim Sengupta *
El desastre humanitario en Irak se está exacerbando por el éxodo masivo del personal médico que huye de la violencia crónica y la anarquía en el país. Un nuevo informe de Oxfam International, una ONG británica, muestra que el éxodo de médicos y enfermeras está fracturando un sistema de salud que ya está al borde del colapso. Según la investigación, muchos hospitales y centros de enseñanza médica en Bagdad han perdido hasta el 80 por ciento de su personal de enseñanza. El dossier dice que el país está sufriendo una espantosa y en gran parte oculta crisis, que no sólo implica las bombas diarias, sino los millones de personas que necesitan ayuda desesperadamente.
El personal médico recibió un gran aumento en su paga después de la guerra. Los salarios promedio aumentaron de 25 dólares por mes a 300 dólares. Pero la falta de seguridad y la omnipresente amenaza de secuestros y ataques de terroristas suicidas han convencido a un número cada vez mayor de personas a buscar un lugar más seguro en el exterior. Los niños, como en la mayoría de los conflictos, son los más afectados. Las desnutrición infantil, que alcanzaba el 19 por ciento antes de la invasión de Estados Unidos en 2003, es ahora del 28 por ciento. Más de once por ciento de los bebés nacen con bajo peso, un índice triplicado desde el comienzo de la guerra. Los hospitales en las principales ciudades se enfrentan a otros temas de seguridad. El Yarmuk, en Bagdad, se ve obligado a tratar a miembros de la policía y el ejército, así como a milicias, antes de tratar a civiles seriamente heridos y enfermos. Sin embargo, mientras el foco internacional está puesto en la inmediata e incesante violencia, el país se está hundiendo en la miseria con un éxodo interno y externo y comunidades enteras sufriendo penurias.
El informe de Oxfam muestra que cuatro años después de la “liberación” por Estados Unidos y Gran Bretaña, más del 43 por ciento de los iraquíes sufren de “extrema pobreza” y la mitad de la población está desempleada. De los cuatro millones que dependen de asistencia alimentaria, sólo el 60 por ciento tiene acceso al sistema de distribución de alimentos dirigido por el gobierno, lo que significa una disminución del 96 por ciento desde la caída del régimen de Saddam Hussein. Otra señal de una sociedad en desintegración es la cantidad de refugiados que han huido del país y de los desplazados a otras regiones del país. Cuatro millones de personas han huido de sus hogares, la mitad de ellas logrando escapar al extranjero. El resto está en campamentos para desplazados internos, a los que a menudo les faltan los servicios básicos. Las últimas cifras demuestran que el 32 por ciento de ellos no tiene acceso a las raciones de comida y el 51 por ciento sólo las recibe de vez en cuando.
Muchos de aquellos que huyeron son los mismos profesionales a los que Estados Unidos y Gran Bretaña les dijeron que construirían un Irak pos Saddam marcado por la democracia y la estabilidad. Incluyen a miles de médicos y enfermeras, profesores universitarios y primarios, y empresarios. Entre ellos hay muchos ingenieros que ayudaron a mantener la infraestructura sanitaria que se venía abajo desde la primera Guerra del Golfo y los largos años de las sanciones de las Naciones Unidas, inspiradas por los estadounidenses y los británicos. El número de iraquíes sin acceso al abastecimiento de agua potable creció del 59 al 79 por ciento en los últimos cuatro años, y el 80 por ciento carece de adecuadas condiciones sanitarias.
El Tigris y el Eufrates, dos de los grandes ríos de Medio Oriente y anteriormente la fuente de sustentación de grandes trechos de terreno, están ahora muy contaminados debido a la descarga de aguas servidas. Como resultado hubo un significativo aumento de brotes de diarrea y, nuevamente, los niños fueron los principales afectados. Oxfam dice: “La gente en Irak tiene un derecho, consagrado en el derecho internacional, a la asistencia material para sus necesidades humanas, y a la protección, pero ese derecho está siendo olvidado. Mientras miles de millones de dólares se gastan en operaciones militares de las fuerzas estadounidenses y británicas en el país, las organizaciones de ayuda se quejan de una aguda falta de fondos. Al mismo tiempo, mientras el desarrollo de la ayuda, básicamente concentrado en proyectos de reconstrucción, ha aumentado, hubo un gran reducción de fondos para la asistencia. Los donantes internacionales han sido lentos en reconocer la escala de las necesidades humanitarias. El desarrollo de la asistencia de los donantes aumentó en un 922 por ciento entre 2003 y 2005, mientras los fondos para la asistencia humanitaria cayeron en un 47 por ciento”, afirma el informe de la ONG británica. Algunas organizaciones de asistencia se han negado a aceptar dinero de estados que tienen tropas en Irak, ya que sienten que esto comprometería la seguridad de su personal. Oxfam dice que por esto es imperativo para los países sin fuerzas en el país aumenten su presupuesto para asistencia humanitaria.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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