Viernes, 9 de julio de 2010 | Hoy
Ya lleva cinco meses de retraso la promesa inicial del presidente Barak Obama de cerrar la prisión de Guantánamo en Cuba, para borrar así esa vergüenza que plantea ese centro de detención. Obama echó pestes sobre las comisiones militares, aquellos tribunales especiales que en su momento instaló el presidente George W. Bush para juzgar a los presos. Durante su campaña electoral prometió que los anularía, pero nada de eso se ha hecho. Los procesos especiales se han vuelto a poner en marcha. El miércoles el ex cocinero de Bin Laden se declaró culpable de conspiración ante un tribunal militar, el primero que lo hace durante el mandato de Obama, y pronto seguirán más. Como el juicio al “niño soldado” Omar Jader, que ha pasado casi un tercio de su vida en Guantánamo. En tanto, Obama habla cada vez menos de Guantánamo. Tras el receso veraniego en agosto, comienza la fase caliente de la campaña para las elecciones del Congreso, y entonces Obama evitará el tema. En esa prisión hay 180 presos, más que todos los incluidos en las denuncias más exageradas contra el gobierno cubano (170) y, sin embargo, la Unión Europea no se ha dado ninguna política común como la que tiene contra Cuba.
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