Viernes, 9 de julio de 2010 | Hoy
DEPORTES › LA SELECCION DE ESPAÑA JUEGA EN ESTE MUNDIAL COMO LA HOLANDA DE 1974
El equipo español se basa en el Barcelona, que reconoce su origen en el Dream Team de los ’90 que dirigía Johan Cruyff con el estilo que le impuso Rinus Michels, el creador de la auténtica Naranja Mecánica de los ’70.
Por Sebastián Fest
Cuando España y Holanda pisen el césped del Soccer City, el fútbol tendrá ante sí una final mundialista rica en guiños a la historia. A España y Holanda las une un nombre grande, Johan Cruyff, y un pasado de frustraciones, aunque el holandés fuera sólo en cuanto a resultados. La “Naranja”, al fin y al cabo, se dio el lujo de marcar una época del fútbol, pese a caer en dos finales consecutivas: en 1974 ante Alemania y en 1978 ante Argentina.
“Son dos propuestas de fútbol fantásticas”, resumió Xavi, el “cerebro” de España en el mediocampo. “Mejor jugar contra ellos. Mi familia es de España, y yo estoy jugando en el Real Madrid”, se entusiasmó Rafael van der Vaart.
Pero el choque de españoles y holandeses incluye cierta confusión e intercambio de roles, porque la España de Vicente del Bosque tiene derecho a sentirse “holandesa”. Lo admitió el propio Bert van Marwijk, seleccionador de los naranjas.
“Curiosamente, el estilo de juego de España es el del Barcelona, que tiene origen holandés”, sostuvo el entrenador, en alusión a la impronta que dejaron en el club catalán Cruyff y Marinus “Rinus” Michels, emblemas de la “Naranja Mecánica” en 1974 y 1978.
España cuenta con siete jugadores del Barcelona en su equipo, ese Barça que viene maravillando en las últimas dos temporadas y que, con matices, es heredero directo del “Dream Team” que en los ’90 creó Cruyff como entrenador.
“La selección no es sólo el Barcelona, es mucho más. Es un entrenador y unos jugadores que representan unos valores”, dijo en Sudáfrica Josep Guardiola, actual técnico del Barcelona y producto de aquel “Dream Team”.
Pero esos valores se parecen mucho a los que defiende el Barcelona: posesión de la pelota, protagonismo y compromiso con el fútbol ofensivo. Valores defendidos, tras Cruyff, por otros entrenadores holandeses que tuvo el Barcelona, como Louis van Gaal o Frank Rijkaard.
España, que nunca se midió con Holanda en un Mundial, reconoce que los naranjas dejaron una huella profunda en la historia del fútbol. “Holanda ha seguido fiel a su estilo, a jugadores técnicos, a un fútbol que siempre gustó”, dijo a DPA Del Bosque, que relativiza lo del “pragmatismo”.
“Conservan su estilo, con juego de toque y de contacto entre ellos. Y tiene jugadores decisivos y otros con agresividad, como Van Bommel, por citar uno, como siempre han tenido.”
Pese a la gentileza de Del Bosque, el Mundial demostró que Holanda, quizá cansada de jugar lindo y no sentarse a la mesa de los grandes desde hace más de tres décadas, apeló decidida al “pragmatismo”. La decisión le dio dividendos: tras 32 años de espera, vuelve a estar en una final.
“El once holandés ha elevado el fútbol resultadista a una extraña forma de arte moderno. El equipo de Bert van Marwijk es un maravilloso popurrí de caprichos, clase individual, calma, goles incomparables, errores, enfados y espíritu de lucha. El fútbol bonito claramente ya no es necesario para llegar a la final”, analizó el diario holandés De Volkskrant tras la victoria sobre Uruguay en semifinales.
Y mientras holandeses “españoles” como Van der Vaart, Wesley Sneijder, Arjen Robben o Mark van Bommel preparan el asalto final a un título que Holanda rozó en dos ocasiones, otras “perlas” condimentan la final.
Van Bommel, hombre clave en el “pragmatismo” holandés, es yerno de Van Marwijk. Peleado con Marco van Basten, no jugó la Eurocopa 2008, en la que Holanda actuó con el brillo de siempre para caer en cuartos de final.
Holanda no quiere convertirse en la primera selección en perder tres finales y no ganar un solo título. Hasta ahora comparte con Checoslovaquia y Hungría el “logro” de jugar dos finales y perder ambas. Una tercera la dejaría en soledad en la cima de los records negativos en encuentros decisivos.
Europa ya se garantizó el primer título mundial fuera de sus fronteras; pero si lo gana España, el toque latino será innegable. Aunque sea una España “holandesa”.
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