Las batallas en el Líbano se libran ahora no sólo a través de proyectiles, sino también frente a frente. Mientras los líderes de las potencias mundiales multiplicaban sus llamados a la paz y mantenían negociaciones diplomáticas, tropas israelíes de infantería se enfrentaron durante horas a Hezbolá en Aiatarún, en el extremo sur del Líbano. Dos soldados israelíes y un miliciano de Hezbolá murieron ayer, tras una serie de enfrentamientos cuerpo a cuerpo en esa ciudad ubicada en la frontera entre el Líbano e Israel. Además, nueve soldados resultaron heridos después de que las tropas israelíes cruzaran la frontera en busca de túneles y de armas. Fuentes del ejército israelí informaron que las incursiones fueron ordenadas para realizar “ataques selectivos y precisos” contra células del Hezbolá listas para lanzar ataques contra el Estado judío.

Por su parte, el movimiento chiíta señaló en un comunicado que “repelió a las fuerzas israelíes” cerca de la ciudad costera fronteriza de Naqoura. La televisión Al Manar, órgano de Hezbolá, mostró secuencias muy breves de intercambio de fuego en la zona, en unas imágenes borrosas donde no se pudieron apreciar los detalles de los enfrentamientos. Israel acusa a los vecinos Siria e Irán de esponsorear a Hezbolá. A pesar de la alarma libanesa ante la incursión, el ejército israelí precisó que no es la primera vez que efectúan operaciones de este tipo, y que no se trata de una invasión.