Domingo, 16 de marzo de 2008 | Hoy
EL PAíS › TENIA 89 AÑOS Y FUE FUNDADORA DE MADRES DE PLAZA DE MAYO Y DEL CELS
La desaparición de su hija Mónica la llevó a incorporarse a las Madres de Plaza de Mayo y luego a ser parte, junto con su marido Emilio, del grupo fundador del CELS. Su casa fue refugio y lugar de contención para familiares de desaparecidos.
La noche en que un grupo armado entró en su casa y se llevó a su hija Mónica, de 24 años, Chela Mignone se subió a un taxi para avisar a los compañeros de militancia de su hija que corrían peligro. Era mayo de 1976, y muy pocos habrían seguido ese impulso de largarse a atravesar la ciudad desafiando los operativos de la dictadura. Con esa fuerza Chela Mignone fue, más tarde, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y junto a su marido, Emilio, también del Centro de Estudios Legales y Sociales. Falleció ayer, a los 89 años, en Buenos Aires.
Había nacido el 15 de enero de 1919 en Carlos Kent, un pueblo cercano a Luján. Chela estudió magisterio y se acercó desde muy joven a los grupos de la Acción Católica, donde conoció a Emilio, con quien se casó a los 32 años. Tuvieron cinco hijos pero criaron además a otros cinco, los cuatro chicos de un hermano de Chela que quedó viudo y a un ahijado de su hija Mónica, de la villa del Bajo Flores, donde ella militaba, que después de la desaparición de la joven se fue a vivir con los Mignone.
Chela era maestra y había trabajado, como Mónica, en el Bajo Flores. Mónica era psicopedagoga e iba a la villa con dos matrimonios amigos, el de María Martha Vázquez y César Lugones, y el de Beatriz Carbonell y Horacio Pérez Weiss. A los cinco los secuestraron la misma noche en que Chela trató sin suerte de avisar a María Martha Vázquez que los estaban buscando. Cuando llegó a la puerta de su departamento ya se los habían llevado de allí.
Los primeros días después de los operativos, Emilio Mignone iba con el padre de María Martha a las entrevistas con sus contactos militares para encontrar a sus hijas, pero un día Chela no quiso quedarse más esperando en su casa y los acompañó. Se sumó también Martha, la mamá de María Martha. Las dos mujeres empezaron a ir además a las rondas de la Plaza de Mayo.
La casa de los Mignone, un departamento viejo de techos altos sobre la avenida Santa Fe, fue pronto un lugar de referencia para quienes tenían familiares secuestrados por la dictadura. Allí, en diciembre de 1977, centralizaron la recolección de firmas y dinero para publicar una solicitada para pedir por los desaparecidos. El grupo sufriría entonces el secuestro de las primeras Madres y las monjas francesas. En el departamento de los Mignone también se hicieron las primeras reuniones del Centro de Estudios Legales y Sociales, del que Chela y Emilio fueron impulsores.
Chela fue, también, una de las primeras madres que viajaron al exterior para llevar las denuncias contra la dictadura. Estuvo en Washington y en 1979 fue parte del grupo que se tomó un avión al Vaticano para una entrevista con Juan Pablo II. Aunque estaba todo pautado, el Papa levantó la reunión a último momento. Después se enteraron de que el nuncio Pío Laghi le había dicho que eran comunistas.
Tras el retorno de la democracia Chela siguió militando en Madres Línea Fundadora y en el CELS, donde era integrante de la Comisión Directiva. Trabajó en programas de educación para los derechos humanos y junto a Emilio era frecuente que visitaran escuelas, invitados a hablar sobre la historia reciente del país. Su nivel de actividad sólo se había limitado en los últimos dos años, después de sufrir una quebradura de la cadera.
Sus restos serán velados hoy a partir de las 19 en la cooperativa eléctrica de Luján (25 de Mayo y Humberto Primo, Luján), en el mismo sitio donde fue velado Emilio hace casi diez años. El sepelio se realizará el lunes, en el cementerio local.
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