Los radicales K lanzaron su operativo retorno. Desde Junín, el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos, encabezó la creación de un movimiento nacional para reincorporar a la UCR a quienes fueron expulsados y formar una línea interna dentro del partido. Hay que “quebrar la vieja estructura partidaria que obliga al radicalismo a ser siempre oposición”, expresó el referente K, atacando directamente la conducción del jujeño Gerardo Morales. Debilitado por el acuerdo de su candidato a la presidencia Roberto Lavagna con Néstor Kirchner, el oficialismo partidario deberá resistir la embestida de los radicales kirchneristas que promueven la adhesión a la Concertación Plural.

El espacio Recuperación y Reconstrucción Radical para la Concertación será comandado por Cobos y los gobernadores de Río Negro, Miguel Saiz; de Santiago del Estero, Gerardo Zamora; de Corrientes, Arturo Colombi, quienes contarán con el apoyo del ex intendente de Neuquén Horacio “Pechi” Quiroga. Y buscará levantar las intervenciones partidarias en aquellas provincias alineadas con el Gobierno y perdonar las sanciones y expulsiones de los dirigentes que acompañaron a Cristina Fernández en octubre pasado.

“Venimos a delinear los pasos a seguir para constituir una nueva organización federal que nos permita trazar una línea de acción más organizada como sector. Definimos nuestra posición en la Concertación, bajo la identidad de la Unión Cívica Radical”, explicó Zamora, luego de un debate en la Posada del Sol, en la localidad bonaerense de Junín. Fuentes de ese espacio le contaron a Página/12 que intentarán un diálogo “razonable” con algunos dirigentes antes de plantear una confrontación directa. Sin embargo, el diálogo tiene sus limitaciones: “Con Morales no; con el resto que quiera hablar con nosotros, sí”. Entre bambalinas, hay conversaciones con referentes históricos como el santafesino Luis “Changui” Cáceres, quien ya declaró su intención de que las diferencias se diriman en elecciones dentro del partido.

Para destronar a la actual cúpula radical, los K piden un proceso de reafiliación e internas abiertas. Calculan que las elecciones podrían realizarse en un año. Colombi, definió el encuentro de Junín como el comienzo de “un proyecto a nivel nacional para lograr un partido fuerte”. “Por ello –agregó– convocamos a todos los radicales que piensen como nosotros a tener una posición positiva y sumarse a este movimiento que estamos gestando.” Quiroga prefirió no “adelantarse”, esperar a que se complete en el proceso de normalización y no dar nombres de los posibles aspirantes a dirigir la UCR. “Estamos propiciando una actualización de los partidos políticos, especialmente del nuestro, que durante muchos años ha venido soportado una crisis más que importante”, concluyó el actual funcionario de la Cancillería.

Las críticas a Morales no sólo pasan por oposición orgánica al Gobierno o el flojo rendimiento en las presidenciales, sino que los K también cuestionan su legitimidad como presidente del partido. Alfredo Cornejo, intendente de Godoy Cruz, reclamó “que haya una legitimidad democrática en la representación del Comité Nacional y no una legalidad formal como es la que en la actualidad existe”. Según ellos, la actual conducción no ganó su lugar con el voto, sino con “artimañas administrativas”.

Las declaraciones que hizo el viernes Raúl Alfonsín no pasaron desapercibidas entre los radicales K. El ex presidente acusó a Néstor Kirchner de obligar a los gobernadores a “bajarse los pantalones para poder seguir gobernando”. Cobos le respondió que bajarse los pantalones es seguir las recetas del FMI y remarcó su objetivo: “Volver a construir este partido nacional y popular que necesita la Argentina para llevar adelante este proyecto en el que estamos encolumnados con el gobierno nacional”.