Domingo, 25 de julio de 2010 | Hoy
EL PAíS › HEBE DE BONAFINI, PRESIDENTA DE LA ASOCIACION MADRES DE PLAZA DE MAYO
Habla de Las Cristinas, un espacio de apoyo crítico a la Presidenta que lanzará mañana en la ex ESMA. Explica su convenio con el Ejército, que ayudará a trasladar casas autoportantes para zonas de emergencias.
Por Miguel Jorquera
Hebe de Bonafini no para en su trabajo social y político. La presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo lanzará mañana en la sede del Espacio Cultural Nuestros Hijos (Ecunhi, que funciona en el predio de la ex ESMA), Las Cristinas. “Un nucleamiento de mujeres que apoyan el proyecto nacional y popular que lleva adelante Cristina (Fernández de Kirchner), pero que tienen críticas y quieren hacer lo que hace falta y corregir lo que se hace mal. Vamos a hacer política sin partidos con ejes en el trabajo, la salud y la educación”, definió Hebe en una entrevista a Página/12. Mientras tanto, trabaja en el traslado al nuevo estudio de la Radio de Las Madres, en la Universidad, difunde los libros de la imprenta que creó el organismo de derechos humanos y enseña a cocinar a centenares de personas a la olla, con ingredientes sanos, olvidados y baratos en “cocinando política”, donde mezcla recetas caseras y la lectura y discusión de textos que amenizan la tarea doméstica. Además, apura un convenio con los ministerios de Desarrollo Social y de Defensa para la construcción de casas “portantes” para situaciones de catástrofes y emergencias, donde también participarán los ingenieros del Ejército. “Ni ellos se van a hacer Madres de Plaza de Mayo ni nosotras militaristas. Lo importante es ayudar al pueblo”, afirmó.
–¿Quiénes son y qué van a hacer Las Cristinas?
–Surgió a partir de que mucha gente me dice “no sabemos cómo hacer, queremos apoyar a Cristina”, y yo dije que eso lo tenemos que traducir en un hecho concreto. Sí, hay cosas que no están bien, hay cosas que faltan, es verdad, entonces lo hablamos con Teresa (Parodi), con Araceli Mastellone, con Patricia Alonso, Inés Vázquez. Pero lo vamos a hacer a título personal y no en representación de nuestras organizaciones, aunque ya lo discutimos con las Madres y el lunes invitamos a todas las mujeres que quieran para apoyar el proyecto popular que hay, pero también con el fin de discutir lo que no está bien y reclamar lo que falta.
–¿De qué forma?
–Si vos, aunque quieras mucho a la Presidenta, decís falta esto o aquello y te quedás en tu casa y no participás, no alcanza. Me parece que la participación es indispensable, que las mujeres queremos y podemos hacer muchas cosas y que todas nos podemos parecer a Cristina, que hace muchas cosas y trabaja todo el día. Por eso le pusimos Las Cristinas.
–¿Cómo lo van a hacer?
–Vamos a hacer política sin partido y a escuchar a todas las mujeres que tienen ansiedad en participar, ganas de hacer y no saben cómo. No hay nada definido. Yo digo que esto es igual que las plazas en Inglaterra o de otras partes del mundo, que las hacen primero y a medida que la gente va caminando se dan cuenta por dónde tienen que hacer los caminitos. Así lo vamos a hacer, vamos a hablar y vamos a escuchar.
–¿A quiénes convocaron?
–Pueden venir todas las que quieran, va a estar abierto todo el día. Aunque nadie puede venir en representación de tal o cual grupo, es a título personal. Como personas con ganas de laburar para la patria, como hace falta.
–¿Cuáles serán los ejes del trabajo?
–Elegimos tres: trabajo, salud y educación. Por ahora vamos a trabajar sobre esos ejes que son los que nos faltan. En educación hay que construir mucho, trabajo falta un montón y en salud hay hospitales que están muy mal, no por los médicos que son una maravilla. Hay muchas cosas que las mujeres hablamos todo el día: “Mirá la escuela, no me gusta cómo está, no le enseñan”; que en el hospital hay que hacer cola, bueno, los temas cotidianos que a veces nos preocupan más a las mujeres que a los hombres.
–¿Y la metodología y la organización?
–Vamos a escuchar. También queremos dejar en claro que no vamos a dar nada, porque hay gente que cree que vamos a dar algo. Es un compromiso, tenemos que dar nosotras al país. Nosotras no tenemos afanes personales, no vamos a ser candidatas de nada, lo importante es trabajar por un proyecto sin ambiciones personales.
–¿Ya hay mujeres de distintos ámbitos que ya hayan adherido a la propuesta?
–Hay muchas que quieren venir y me dicen “no me invitaste”: la invitación es pública. Ya tenemos nuestro logo, que es una muchacha que va caminando contra el viento con un delantal de cocina.
–¿Tienen estimado cuánta gente puede acudir a la convocatoria?
–Lo vamos a hacer acá (Ecunhi) porque es un lugar grande, pero no tenemos estimaciones. Me llaman de todos lados, de las provincias, para decirme “vamos a ir”, capaz que vienen dos porque tampoco hay plata. Lo que también desestimé es que no venga nadie con micros, porque nosotras no estamos de acuerdo con eso. La gente si quiere venir es porque tiene ganas, que se tome colectivo, tren, como lo hace todo militante que quiere lo que hace, no que te traigan en el micro.
–¿Teme que algún intendente o gobernador quiera sacar provecho de esto?
–No, porque nosotras vamos a hacer lo que creamos que hay que hacer. Lo mismo que cuando construimos las casas: nosotros tenemos nuestro proyecto, con capacitación, con gente que termine su escuela primaria y ellos mismos son los que las distribuyen, pero nosotros no dejamos que ningún intendente lo aproveche. Incluso, si dicen que no lo inauguremos todavía porque el intendente no puede venir, yo me cago en el intendente, si las casas están hechas y en condiciones, la gente tiene frío y que las habite.
–Ahora ampliaron el proyecto de construir casas también para zonas de emergencia. ¿Cómo es eso?
–Son casas autoportantes. Vimos lo que pasó en Misiones o Salta, que la gente perdió todo por inundaciones y no tiene casas, se tardan en construir o se construyen algunas de maderas. En Santa Fe hay gente que todavía está viviendo en carpas después de la inundación que cubrió casi toda la ciudad. Por eso nuestros ingenieros desarrollaron esta casa, con una construcción muy sólida, que parece una pirámide: cuando la terminás la podés dar vuelta pero no se desarma. Casas chicas de 60 metros cubiertos, equipadas. A Desarrollo Social le pareció un proyecto interesante, que podría comprar una cantidad, no sé cuántas. Pero no había cómo transportarla, hablé con Nilda Garré porque el Ejército tiene cómo hacerlo.
–No debe haber sido fácil decidir trabajar con el Ejército.
–Ni ellos se van a hacer Madres de Plaza de Mayo ni yo militarista. Pero si en un pueblo hay una catástrofe y ellos tienen cómo transportarla, a mí no me interesa quiénes lo hagan, sino que la ayuda llegue a la gente. También es una manera de decir que el Ejército tiene que ir cambiando, que está no para someter al pueblo sino para apoyarlo, para ayudarlo. Nuestros ingenieros sabían que ellos tenían grúas y camiones muy grandes, donde levantan tanques, que podían trasladarlas.
–¿Cómo fue el trabajo en conjunto con los ingenieros del Ejército?
–Bien, hubo una sola reunión y en la otra hicimos una prueba, llevamos la grúa y los camiones donde está la casa. Salió todo perfecto. También se probó en territorios difíciles y salió todo bien. Todas esas cosas están, ahora falta que se haga el convenio. No podíamos vender porque de nada vale que tengamos la casa y no saber cómo llevarla, que no es fácil. Pero ahora sabemos cómo hacerlo. Lo importante es que ante una situación así la gente tenga su casa enseguida. (Carlos) Reutemann se quedó con la plata y no le hizo nada a la gente.
–La discusión entre las Madres tampoco debió ser fácil.
–Lo discutimos, pero primó que a nosotras nos interesa el pueblo. A veces me dicen: “Mirá con qué intendente te metiste”. El intendente puede ser una porquería, pero si yo puedo construir casas para erradicar esa villa que está ahí y que la gente viva mejor, a mí no me interesa el intendente sino la gente. No voy a ir a cortar la cinta con el intendente, a mí me interesa que la gente tenga casas. Y el Estado pone el dinero, imaginate.
–¿Pero hubo debate?
–Sí, por supuesto, pero esto empezó antes. Un día, Nilda me invitó a que fuera a Defensa por una graduación y ahí lo discutimos mucho por el lugar de la reunión. Al final me dijeron andá, y yo dije que no tenía problemas. Ahí había otras mujeres, algunas militares pero la mayoría civiles, sociólogas, abogadas, que habían trabajado mucho en los cambios de los planes de estudio para las Fuerzas Armadas. Pero yo era la única que me senté con el pañuelo blanco, aunque había también funcionarios, el pañuelo resalta en un lugar así. Garré hablo muy bien de las Madres, me dio un ramo de flores y cuando me iba se acercaron una seis mujeres que tenían cargos militares, con galones, y me dicen: “Señora, queremos hablar con usted”. Y yo me doy media vuelta, así como soy yo y les digo: “¿Qué pasa?”. Me dicen: “Señora, nosotras le queremos pedir perdón por lo que pasó”. Yo me quedé paralizada, no sabía si seguir, si saludarlas, darles la mano. Fue un momento para mí muy, muy, fuerte. Al final ellas me dieron un beso. Repito, podemos trabajar juntos en cosas que le sirvan al pueblo pero ni ellos van a ser Madres de Plaza de Mayo ni yo militarista.
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