Domingo, 14 de agosto de 2011 | Hoy
EL PAíS › TRES POLITOLOGOS ANALIZAN EL IMPACTO DE LAS PRIMARIAS EN EL ESCENARIO ELECTORAL
Los especialistas creen que las PASO ayudarán a dar legitimidad a las candidaturas y ordenarán el “sistema de partidos”, pero que estos efectos no serán inmediatos. El debate sobre el piso y la comparación con la experiencia uruguaya.
Por Javier Lorca
El régimen de primarias abiertas y obligatorias nacionales que debuta hoy en Argentina tiene pocos antecedentes en el mundo, aunque uno muy cercano: Uruguay. Los politólogos consultados por Página/12 consideran que el nuevo sistema de definición de candidatos ayudará a dar legitimidad a las candidaturas y tenderá a ordenar un sistema de partidos debilitado e “hiperfragmentado”. No obstante, coinciden en que hará falta un proceso de “aprendizaje” para que estos efectos se consoliden.
–¿Cuál es el propósito, al menos en teoría, de realizar primarias abiertas y obligatorias?
Marcelo Leiras (director de Ciencia Política en la Universidad de San Andrés): –El objetivo central es fortalecer las candidaturas legitimándolas con un proceso competitivo y con la participación del conjunto del electorado. Hay gente que supone que así se obtiene más consenso detrás cada candidatura. Desde mi perspectiva, la diferencia radica más bien en si la selección de los candidatos es participativa o no, sea dentro de los partidos o con el conjunto de la ciudadanía. Pero dada la escasa participación que han mostrado nuestros partidos en los últimos años, el hecho de que las primarias sean obligatorias me parece saludable y auspicioso.
Miguel De Luca (profesor de la UBA, investigador del Conicet): –Si bien las primarias abiertas son esencialmente un sistema participativo de definición de candidatos, en este caso fueron pensadas también con otros objetivos. El primero, poner un dique a la dispersión de los partidos políticos en Argentina. El umbral del 1,5 por ciento y el corset para hacer converger a los diferentes sectores partidarios en las primarias apuntan a reorganizar un sistema hiperfragmentado, en especial después de la crisis de 2001.
–¿Hay otros modelos similares en el mundo?
Leiras: –No hay muchos ejemplos internacionales. La experiencia que parece haberse tomado acá es la de Uruguay, donde el sistema funcionó muy bien. También está, a nivel provincial, el ejemplo de Santa Fe, que muestra que así se puede fomentar un sistema más ordenado: aunque conseguir que los candidatos se mantengan dentro del partido no garantiza que después vayan a hacer campaña por el candidato ganador de la primaria, como pasó con el PJ.
De Luca: –El sistema de Uruguay es el más parecido, pero tiene varias diferencias. Primero, al mismo tiempo que se eligen candidatos se eligen delegados para una convención partidaria. Si ninguno de los candidatos se impone en la primaria con más del 50 por ciento de los votos, la que define es la convención del partido. Segundo, el candidato derrotado en las primarias puede ser convocado a integrar la fórmula presidencial. Y tercero, no hay umbral para poder postularse en la elección general.
–¿Por qué cree que los partidos definieron sus principales candidaturas antes de las primarias de hoy?
Leiras: –Para muchos candidatos sigue siendo preferible correr por afuera que competir dentro del partido. ¿Por qué? Se puede conjeturar que así pueden conseguir una mayor financiación para sus campañas y movilizar en mejores condiciones las maquinarias locales. Pero, fundamentalmente, todavía tiene que darse un efecto aprendizaje, esta es la primera vez que se aplican las primarias.
De Luca: –Los candidatos se definieron antes por varios motivos. Uno, por desconocimiento o por una lectura apresurada de las implicancias de la ley. Esto es comprensible, es la primera vez que se va a aplicar. Otro, por la alta penalidad que existe para el candidato que resulte derrotado: no puede aspirar a otro cargo ni tampoco integrarse a la fórmula ganadora, como sí se puede hacer en Uruguay.
–¿Ve algún factor negativo en este sistema de primarias?
De Luca: –De alguna manera, disminuye el peso de los afiliados a partidos políticos. Es posible que un candidato menos comprometido con la organización partidaria, pero con mayores recursos, tenga más chances de imponerse en una primaria abierta y obligatoria que en una definición intrapartidaria. Por otro lado, creo que la reforma política, en su versión original, podía tender a reorganizar un sistema hiperfragmentado, pero el espacio abierto a las listas de adhesión puede hacer que ese objetivo quede algo deshilachado.
–¿Los resultados de las primarias pueden incidir en el escenario electoral para octubre?
Leiras: –Puede haber un efecto de información, pero eso puede ocurrir si entre los partidos opositores hay uno que se corta solo en el segundo lugar, claramente. Eso podría facilitar que parte del electorado opositor se incline hacia ese candidato. Ahora, si Duhalde, Alfonsín y Binner sacan porcentajes similares, eso no se va a producir.
De Luca: –Los resultados de las primarias van a aportar abundante información para los líderes políticos, para los partidos y para los votantes. Ahora, esa información puede ser procesada de diferentes maneras. Si se la interpreta como una anticipación de lo que será la votación de octubre, como un traslado automático, va a ser una lectura equivocada. A los partidos el resulta-
do les va a servir para evaluar desempeños y hacer ajustes locales. A los votantes les va a servir para coordinar estratégicamente el voto. Pero el resultado de las PASO no va a tener incidencia entre los candidatos: nadie se va a bajar antes de las elecciones de octubre porque las listas ponen en juego diputados y senadores.
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