Como regalito de fin de año, los diputados y senadores nacionales recibirán un considerable aumento salarial producto de una “adecuación de la pirámide remunerativa”. Esta “adecuación” se divide en tres partes. Por un lado, la dieta del legislador, que se incrementará un 20 por ciento más que el máximo cargo de dirección de los empleados del Congreso. Por otro lado, se reducirán el desarraigo, de un 35 a un 14 por ciento, y los gastos de representación, de 13.245 a 10 mil pesos. A todo esto, deben sumarse los pasajes aéreos y terrestres que no eran incluidos en las modificaciones y podían canjearse por unos 12 mil pesos.

“En resolución conjunta de las autoridades de ambas Cámaras, en consonancia a las inquietudes planteadas por todos los bloques representativos, se decidió adecuar la pirámide remunerativa”, sostiene el comunicado emitido ayer por la presidencia de Diputados. El argumento central de los legisladores es que hay en el Congreso empleados con muchos años de antigüedad que superan los 20 mil pesos de sueldo y que en contraste sus dietas estaban retrasadas. “Es una tarea pendiente la reconstrucción de la dignidad del senador, porque hoy los salarios están devaluados”, lanzó el jefe de la bancada oficialista, Miguel Pichetto, durante la sesión en la que Amado Boudou consiguió la designación de Juan Zabaletta como secretario administrativo de la Cámara alta.

Los legisladores pasarán a cobrar, en concepto de dieta, un 20 por ciento más que el máximo salario de un director de área, estimado sin antigüedad en 14 mil pesos. El desarraigo, que se cobra a partir de los 100 kilómetros de la Capital, pasará a ser un 14 por ciento en vez de un 35. Y los gastos de representación se reducen de 13 mil a 10 mil pesos. A grandes rasgos, sin cargos como jefe de bloque o en el cuerpo, pasarían a cobrar más de 30 mil pesos, sumándoles los 12 mil pesos de pasajes.