Domingo, 9 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL ESLABON CRITICO EN LA CADENA DE PRECIOS DE LA CARNE
Figura poco conocida e incontrolable, es el actor que más dinero hace en el negocio de la carne y hasta llega a ponerles condiciones a los frigoríficos. El Gobierno busca elementos para moderarlos y lograr que se cumplan los acuerdos.
Por Fernando Krakowiak
El Gobierno celebró haber incluido en el acuerdo de la carne a todos los eslabones que componen la cadena. Firmaron productores, consignatarios, frigoríficos, supermercados y carnicerías. Sin embargo, el consenso no incluyó al matarife abastecedor, un actor clave del negocio que se podría convertir en el talón de Aquiles del convenio. Aporta capital para comprar ganado y maneja una aceitada red de distribución y comercialización orientada al mercado interno. En la Oficina de Control Comercial Agropecuario (Oncca) están inscriptos 756 matarifes y otros 500 operan en el Mercado de Liniers de manera encubierta como compradores autorizados por los frigoríficos, utilizando su matrícula. Trabajan en connivencia con las industrias para facilitar la evasión de impuestos y en algunos casos hasta les imponen condiciones.
Los matarifes son uno de los eslabones que obtiene mayores ganancias en el negocio de la comercialización. Compran ganado en Liniers a cerca de 2,30 pesos el kilo vivo en promedio, según los valores de la última semana. Luego llevan las jaulas cargadas a un frigorífico donde dejan la carne para ser faenada. De acuerdo con el “rinde” que se obtenga de la faena se fija un precio en la ganchera del camión a la salida de la industria que puede subir a 4,80 pesos el kilo. De allí se van directo a la carnicería y “bajan” la media res a un precio que oscila alrededor de los 6 pesos por kilo. Esa renta, cercana al 25 por ciento, queda en manos del matarife. Los frigoríficos que realizan la faena cobran en especie, quedándose con el cuero y las vísceras, pero como el servicio que prestan es más barato que el subproducto que reciben, pagan un “recupero” superior a los 30 centavos por kilo, que amplía el margen del matarife.
Las ganancias obtenidas por este actor son más que interesantes si se toma en cuenta que prácticamente no tiene infraestructura que mantener más allá de los camiones. Además, en la mayoría de los casos se inscribe en la AFIP sólo como monotributista y paga una matrícula en la Oncca que se renueva anualmente. Los que compran en Liniers con la matrícula de los frigoríficos ni siquiera aparecen registrados como operadores. Otra modalidad es crear una sociedad anónima, registrarse en el Oncca cumplimentando todos los requisitos, cargarle faena a esa sociedad y luego “desaparecer” dejándola en quiebra.
Los frigoríficos operan con los matarifes por varios motivos. Fuentes del sector señalaron a Página/12 que en algunos casos lo hacen para aumentar el nivel de faena y así reducir la incidencia de los costos fijos. Aunque también suelen alentar esa modalidad para tercerizar costos de distribución y comercialización a través de un operador que facilita la evasión de impuestos y permite ampliar los márgenes del negocio.
Las compras de los principales frigoríficos que operan en Liniers son realizadas por los matarifes. Eso se detecta al relevar el número de compradores que tiene cada empresa operando en el mercado. Penta y Nueva Escocia, dos frigoríficos que pertenecen a un mismo grupo de socios, tenían el último viernes 61 compradores autorizados entre los dos. Ganadera San Roque 30, Cotrafriya (ex Yaguané) 28, Distribuidora Helconf 27 y Velsud 27 compradores. Mientras que quienes realizan exclusivamente faena propia, como el caso de Coto, tenían seis compradores autorizados, cifra suficiente para presenciar los remates diarios.
El jueves pasado, el titular de la Oncca, Marcelo Rossi, explicitó en parte las prácticas poco transparentes del sector en una reunión que mantuvo con los miembros de la Comisión de Agricultura del Senado y que terminó siendo opacada por la firma del acuerdo. Rossi aseguró que “el sistema de comercialización de ganado está en negro. Se trata de un mercado virtual. La industria frigorífica aparece comprando lo que no compra, vendiendo lo que no vende, pagando lo que no paga y ganando lo que no gana”. La Comisión Nacional de Defensa de la Competencia había anunciado el miércoles que comenzaría a auditar las cuentas de los frigoríficos para tratar de precisar esas maniobras. Fuentes consultadas por Página/12 aseguraron que ese anuncio influyó en esas empresas al momento de firmar el acuerdo.
En el Gobierno confían en que las industrias puedan disciplinar a los matarifes para que los acuerdos de precios se cumplan. Eso se puede lograr si operan en connivencia con esos operadores o directamente los controlan. Sin embargo, en algunos casos son los propios matarifes quienes les ponen las condiciones a los frigoríficos, haciendo valer el capital que poseen para comprar el ganado. En las próximas semanas se verá si la presión surtió efecto o si hará falta llegar al hueso.
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